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Los intereses diplomáticos de Rusia en la crisis de Siria

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Los intereses diplomáticos de Rusia en la crisis de Siria

Hay analistas y comentaristas políticos que, por lo general, dicen que los intereses de Rusia en Siria son fundamentalmente económicos, por la exportación de armamento ruso a Damasco, o esencialmente estratégicos, por la base naval que la Armada Rusa tiene en el puerto sirio de Tortosa (Tartus). Estos motivos son, en efecto, importantes y de ellos trataremos más adelante, pero hay que puntualizar que los intereses de Rusia en Siria son amplios, sin limitarse a los ya mencionados. Se puede afirmar que hay otras razones posiblemente de mayor peso para que Moscú apoye junto con China a su aliado sirio, haciendo frente a la gran movilización internacional en su contra por parte de las potencias occidentales y la mayor parte de los países árabes.

Uno de los motivos de mayor peso es el diplomático, aquél basado en el derecho internacional y el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas y donde, por el momento, se libra la batalla diplomática decisiva con respecto al futuro de Siria. La oposición internacional al gobierno sirio está abiertamente encabezada por EE. UU., y es secundada por Reino Unido y Francia -los tres miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU-, por la Unión Europea y por la mayor parte de los países miembros de la Liga Árabe y, en particular, Arabia Saudí, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, además de por Turquía, miembro de la OTAN.

Ante las presiones por parte de este grupo de países para aprobar resoluciones en el Consejo de Seguridad de la ONU que condenen sólo al gobierno sirio por la violencia política que sufre el país e impongan sanciones económicas a Siria, abriendo de paso potencialmente la puerta incluso al uso de la fuerza, la diplomacia rusa junto con la china se ha mantenido firme, ejerciendo su derecho al veto. Rusia y China instan a las partes enfrentadas en Siria a negociar una solución al conflicto y piden a la comunidad internacional que apoye este proceso sin intervenir en Siria. Rusia y China no permiten así lo que Occidente y sus aliados árabes desean, que es castigar al gobierno sirio con sanciones y apoyar a los rebeldes y a la oposición política siria.

Para Rusia es fundamental la defensa del principio de la soberanía nacional de los países miembros de la ONU, rechazando la idea de interferir unilateralmente en los asuntos internos de los estados miembros. Tal injerencia es considerada por Moscú como una violación del derecho internacional, sirviendo como ejemplo el hecho de que el gobierno ruso considera que hay potencias interesadas en provocar conflictos locales y regionales en la periferia de Rusia y de países aliados de ésta. Siria, en este sentido, es un país amigo de Rusia y, geopolíticamente hablando, es considerada parte de Eurasia, región en la que la Federación Rusa ocupa una posición prominente. Entre estos conflictos provocados se puede citar al sirio en vista de los numerosos informes de que la resistencia armada siria, entre la que figura el Ejército Libre Sirio, está armada y es apoyada por potencias extranjeras. Aparte de ser considerada una violación del derecho internacional y de las prerrogativas de las Naciones Unidas en la resolución conflictos, esta intervención extranjera clandestina en los asuntos internos de Siria es vista por la diplomacia rusa como una violación de la paz, la estabilidad y la seguridad internacionales.

La crisis siria es para la diplomacia rusa importante no sólo para defender el derecho internacional y la soberanía de países miembros como Siria, sino también para impedir que los miembros permanentes occidentales del Consejo de Seguridad de la ONU lo manipulen para pasar resoluciones que sirvan sólo a sus fines exclusivos e interesados.  Para Rusia la crisis siria es importante para defender la imparcialidad, el equilibrio y la relevancia de la ONU y de su Consejo de Seguridad. Esto debe de comprenderse más aún si se tiene en cuenta que para Moscú la creación de la ONU tras la Segunda Guerra Mundial se logró tras la derrota de la Alemania de Hitler, lo que le costó a la Unión Soviética un gigantesco sacrificio en vidas humanas y daños materiales sin parangón entre los Aliados occidentales. Desde la óptica de Rusia, el conflicto sirio es una prueba de la viabilidad de sus derechos como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU y del respeto a la soberanía nacional y al principio de la no injerencia en los asuntos internos de países miembros como Siria.  

Realmente, Rusia ve en las resoluciones patrocinadas por Occidente contra Siria ante el Consejo de Seguridad de la ONU y en las sanciones y propuestas para un nuevo gobierno en Damasco tentativas que buscan provocar un cambio de régimen, a lo que Moscú se opone por considerarlo una injerencia en los asuntos internos sirios y una consiguiente violación de su soberanía. Además, y en este sentido, Rusia se opone a una repetición de lo que ocurrió en Libia, cuando una intervención militar occidental y árabe apoyó al bando rebelde en la guerra civil, vetando cualquier resolución que permita esta posibilidad. Cabe señalar que tanto EE. UU. como la Unión Europea esperan que un nuevo gobierno sirio encabezado por la oposición a la que apoyan oriente a Siria hacia sus esferas de influencia.

Desde un punto geopolítico global Rusia desea recuperar la posición de contrapeso a EE. UU. que tuvo la Unión Soviética a través de su arsenal nuclear, restableciendo un sistema bipolar internacional que reemplace al sistema unipolar centrado en los EE. UU. que surgió con la caída de la URSS. Para el primer ministro ruso, Vladímir Putin, la posición de su gobierno en el Consejo de Seguridad de la ONU con respecto a Siria demuestra que Rusia no va a decir sí a las exigencias de otros y ser así zarandeada. La modernización y rearme del arsenal nuclear estratégico ruso contribuirá, según Putin, a restablecer el equilibrio de fuerzas estratégicas mundial. Esto es necesario porque, según el jefe del gobierno ruso, “desafortunadamente, hay muchos conflictos regionales y su número sólo está creciendo", aunque -asegura- "el equilibrio de fuerzas estratégicas ayudará a evitar conflictos mayores”. Dicho equilibrio estratégico es visto por Putin como algo que “no es sólo nuestro objetivo nacional", sino también "una obligación ante toda la humanidad”, afirmando que después de la Segunda Guerra Mundial este equilibrio "garantizó la ausencia de conflictos globales”. Siria es importante en este sentido para que EE. UU. y sus aliados respeten la posición de Rusia y sus intereses como gran potencia mundial nuclear y su oposición a una intervención unilateral occidental contra el estado sirio. Así, Siria podría ser para Rusia una prueba del respeto que merece a EE. UU. el arsenal nuclear rusoa la hora de cruzar la línea roja siria.


El Dr. Lajos Szászdi es analista de asuntos de defensa, seguridad y relaciones internacionales, autor,  conferenciante y comentador en la televisión y la radio 

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

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