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Kim Jong-un sabe cómo acabará la tensión en la península coreana

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Kim Jong-un sabe cómo acabará la tensión en la península coreana

Todo el mundo piensa en cómo se puede poner fin al programa nuclear y de desarrollo de misiles de Corea del Norte. Los expertos son claros: la única vía responsable en las actuales circunstancias es el diálogo. El inconveniente es que todos los expertos y líderes políticos parten de una base: Pionyang debe renunciar a su arsenal nuclear. Pero como todos sabemos, en cualquier aspecto de la vida, ningún diálogo puede ser efectivo cuando una de las partes se sienta a la mesa a imponer.

¿Alguien ha pensado en lo que quiere Kim Jong-un? De entrada se sabe que el líder norcoreano, al igual que sus predecesores, solo busca la supervivencia de su régimen.

Si alguien no lo remedia, difícilmente se podrá salir del bucle en el que lleva años metida la península coreana: lanzamiento de misiles, sanciones, amenazas, sanciones, pruebas nucleares y más sanciones.

¿Por qué no se ha avanzado hacia el desarme de Corea del Norte?

Desde hace décadas, ya con Kim Jong-il en el poder, comenzó la carrera armamentística y nuclear que ahora le ha explotado en la cara al presidente estadounidense Donald Trump. A cada paso que daba Corea del Norte, Occidente reaccionaba con tibieza y además siempre se encontraba con el veto o falta de respaldo de Rusia y sobre todo China. Amén de la postura de Seúl, de cambiar dinero por falsa tranquilidad.

El consultor y experto en armamento nuclear, Jon Wolfstha, describió recientemente en 'Politico' la forma en que razona el actual líder norcoreano respecto a la escalada de tensión: Kim no quiere atacar ni destruir a nadie, simplemente corre y tensa la cuerda con sus logros armamentísticos, misilísticos y nucleares para lograr un buen acuerdo.

Kim sabe perfectamente qué debe hacer

Wolfstha atribuye a Kim la idea de que los estadounidenses solo hablan de opciones militares, aunque en realidad no van a iniciar una guerra. "Si no nos atacaron cuando no teníamos armas nucleares y misiles que pudieran llegar a ellos, no lo harán ahora. La economía más grande del mundo no va a ponerlo todo en riesgo para destruir a un pequeño país como nosotros". Tampoco los surcoreanos les permitirán un ataque "si significa su destrucción".

Muestra de esto es que Trump trazó en su momento una línea roja: amenazas y sexta prueba nuclear. Desde hace un año ya se estaba esperando la sexta prueba, y todos pensaban que este sí sería el punto de inflexión de Trump y sus aliados, más teniendo en cuenta la afrenta hecha a Japón luego de lanzar un misil de alcance intermedio Hwasong-12, que cayó al este de las costas de la isla de Hokkaido y que según Kim fue el "preludio" de lanzamientos hacia la isla estadounidense de Guam.

Y la reacción de EE.UU., la UE y el resto de aliados es: más sanciones y despliegue de armamento en Corea del Sur y/o Japón.

El tiempo corre a favor de Kim y el joven líder cada vez se refuerza más en la lógica de si Pionyang renuncia a sus armas nucleares, no le quedará nada para oponer resistencia al enemigo: "EE.UU. cerró un acuerdo con Muammar Gaddafi para que renunciara a sus armas y miren cómo es Libia ahora. El iraquí Saddam Hussein dejó de desarrollar las armas [químicas] y lo derrocaron. Con las armas nucleares controlo mi destino. Sin ellas, estoy en el horno", describe Wolfstha.

En la sociedad norcoreana, desde los dos o tres años de edad se inculca a los niños que EE.UU., Corea del Sur y Japón desean destruir su país. Por lo tanto, los norcoreanos ven los ejercicios militares como la preparación para una invasión real, y dada la actual escalada de tensión, la respuesta de Corea del Norte es prácticamente por miedo, sostiene el abogado de derechos humanos Eric Sirotkin.

¿Una guerra?

El excongresista y precandidato presidencial Ron Paul opina que Trump tiene serias intenciones de comenzar un nuevo conflicto bélico: "Parece estar impaciente y corre hacia al menos una guerra desastrosa. Tal vez dos. La gran pregunta es: ¿Quién será primero? ¿Corea del Norte o Irán?". Así lo plasmó semanas atrás en su portal, Ron Paul Institute for Peace and Prosperity.

En los últimos días, tanto Washington como Pionyang han protagonizado un intercambio de amenazas que ha agravado la situación en la península coreana y ello ha motivado que el sistema de alerta nuclear de Estados Unidos haya elevado el nivel de alarma otra vez a DEFCON 4 debido al "preocupante" escenario de un posible conflicto armado. Con esto ya estamos a tres pasos del desastre.

Pionyang ha pasado en cuestión de pocos meses de realizar pruebas nucleares y de misiles (muchas de ellas fallidas) y sobre todo muchos videos de propaganda, a entrar en 'la carrera espacial' realizando lanzamientos de diversos misiles (aseguran que intercontinentales), sacando a la luz pública un plan concreto para atacar la isla de Guam, que alberga una importante base de EE.UU. en Asia, rematando con el lanzamiento del misil sobre Japón, el anuncio de la creación de una bomba de hidrógeno y la sexta prueba nuclear.

El jefe del Comité de Defensa surcoreano, Kim Young-woo, ha declarado que la sexta prueba nuclear de Pionyang ha sido de 100 kilotones, unas cuatro o cinco veces más potente que la bomba nuclear lanzada sobre la ciudad japonesa de Nagasaki en 1945. Kim Young-woo destacó también que el poder explosivo de la ojiva probada este domingo fue 9,8 veces más fuerte que el de la prueba anterior de Pionyang.

Kim ha dejado claro que tiene con qué ir a una guerra, en la cual sufrirán Corea del Sur, Japón y posiblemente EE.UU. si Pionyang logra impactar con sus misiles las bases desplegadas en Guam. 

¿Cómo lograr la paz?

Algo tan básico como la premisa de 'Si quieres lograr la paz, prepárate para la guerra' es algo que Occidente no ha sabido o no ha querido entender en el caso de Corea del Norte. Kim es un alumno muy disciplinado, aplicado y brillante, que con el apoyo incondicional de casi todo su pueblo vive únicamente por y para el desarrollo de la defensa nacional y eso les ha llevado a estar a las puertas del club de las potencias nucleares y en buena medida con trabajo y tecnología 100% norcoreana. Ese logro ha sido posible a pesar de las sanciones y de tener a casi todo el mundo en contra.

Al principio de esta columna decía que para que haya un diálogo autentico ambas partes deben sentarse a la mesa dispuestas a ceder. Todos sabemos lo que quieren Washington, Seúl, Tokio, Bruselas, Moscú y Pekín: que Kim renuncie al programa nuclear, que desmantele sus misiles intercontinentales y de alcance medio, que entregue sus bombas, que olvide la ambición de reunificar las dos Coreas bajo el comunismo.

¿Pero alguien sabe qué quiere Kim? Porque a muchos les hacen creer que líder norcoreano solo es un loco que quiere llevar a su pueblo, y de paso al resto del mundo, a la guerra y la destrucción. Nada más lejos de eso: Kim solo quiere sobrevivir. Kim quiere que EE.UU. deje de hacer ejercicios militares con Corea de Sur, que en buena medida están destinados para invadir al vecino del norte y acabar con su líder. Kim quiere que EE.UU. retire sus bases de Corea del Sur y que del ADN de Seúl desaparezca el objetivo de someter a su vecino y acabar con el régimen.

Jean Lee, miembro del Wilson Center, lo explica: "Nadie en la región quiere otra guerra, ni siquiera Corea del Norte. Pero Kim Jong-un va a llevar la situación al límite para obtener lo que quiere: que Corea del Norte sea reconocida por Estados Unidos como una potencia nuclear, y legitimarse en su país como un líder que puede defender a su pueblo".

Jiyoung Song, especialista en estudios coreanos de la Universidad de Melbourne explica las ambiciones de Kim: "Seguirán intercambiando palabras fuertes por un tiempo hasta que Washington se siente a hablar, de forma pública o secreta, con Pionyang. Hasta entonces Kim Jong-un seguirá probando sus armasEl problema con Corea del Norte no tiene una solución militar. Corea del Norte quiere ser reconocida por Estados Unidos como un Estado nuclear legítimo y establecer relaciones diplomáticas con ese país. Kim Jong-un quiere hablar directamente con Trump, dejando de lado al mandatario surcoreano Moon Jae-in, pero Estados Unidos se niega a hablar con Corea del Norte a menos que se desarme o al menos detenga sus programas nucleares. Pensar que Kim va a congelar su arsenal nuclear es una ilusión".

Seguiremos igual o podemos ir a peor

¿Están EE.UU. y Corea del Sur dispuestos a cumplir con los deseos de Kim Jong-un para poner fin de una vez por todas a esta escalada? 'Eso es impensable, imposible, ¿cómo va a salir EE.UU. de sus bases en Corea del Sur?'. Pues para Kim también es impensable renunciar a su programa nuclear y de misiles por nada que no sea garantizar la supervivencia de su Estado y su poder.

Por lo tanto así seguiremos hasta que alguien cometa un error de cálculo y un misil caiga donde no debe caer, un comando de élite se adentre en el Norte y sea descubierto o alguien dé una orden de atacar.

En la primera de las premisas Kim ya ha ganado, ya logró su objetivo de ser un país temido por su arsenal, y puede usar esa carta para lograr la paz. En el segundo de los casos, si hay un conflicto armado por un error de cálculo o un ataque irresponsable, no habrá ganadores… todos habremos perdido.

Los videos con la entrevista al delegado especial de Pionyang, Alejandro Cao de Benós, son importantes para entender cuáles son las ambiciones y temores de Corea del Norte y cómo piensa y actúa su sociedad.

Henry A. Pinto Periodista y asesor político
Twitter: @hapinto2

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