¿Por qué no todos tenemos medialunas en las uñas?
De aspecto blanquecino, las medialunas o lúnulas se ubican en la raíz de las uñas y son una suerte de centro de producción de las láminas ungueales. Así, están formadas por una capa de células vivas que luego se transforman en queratina, sustancia responsable de la rigidez que las uñas terminan adquiriendo. Sin embargo, no todas las personas tienen ese rasgo a la vista.
La ausencia de lúnulas en algunas personas no es motivo de preocupación, ya que en la mayoría de los casos se debe a la variabilidad anatómica, factores genéticos y la edad. Al igual que otras características físicas, la presencia y el tamaño de la lúnula depende de cada uno. Hay quienes las tienen muy pequeñas o invisibles, debido a diferencias anatómicas naturales, mientras que en otros casos está oculta por la piel o los pliegues de la propia uña.
"Para muchas personas, la medialuna no se visualiza en la mayoría de las uñas porque está cubierta de piel en el pliegue ungueal proximal, pero todos tenemos matrices ungueales y, por tanto, lúnulas", explicó la dermatóloga Dana Stern a Well+Good.
Algunos nacen así, sin lúnulas visibles o con lúnulas muy pequeñas, y no es nada anormal. Además, a medida que envejecemos, las medialunas pueden volverse menos prominentes o desaparecer por completo, tratándose de un fenómeno natural.
La información que abunda en Internet alarmando sobre la supuesta deficiencia de vitaminas que evidenciaría la ausencia de ellas no se corresponde con la realidad, pues la base de la uña y la lúnula que la acompaña se determinan al nacer, al igual que la calidad general de las uñas, su tamaño y grosor, y no dependen de las vitaminas que consumamos, indicó Stern.
Aunque la lúnula no se ha estudiado en profundidad en términos de patología, algunos datos apuntan a la posible relación de su ausencia con ciertas condiciones médicas y problemas de salud, como trastornos en la circulación sanguínea (anemia) o la insuficiencia renal crónica. Un estudio también vinculó la desaparición de las lúnulas en quienes las tenían con el desarrollo de la depresión.
En el caso de que uno tenga lúnulas visibles, es preciso prestar atención a los cambios de coloración. Si las medialunas se ennegrecen, se ponen marrones, rojizas o amarillentas, es motivo para pasar por una consulta médica. Aunque estos casos no sean frecuentes, podría tratarse de diabetes, insuficiencia cardíaca, problemas en los riñones, ingesta de medicamentos con tetraciclina, exceso de flúor o intoxicación por plata (metal, no dinero).