Desde hace mucho, la humanidad se ha preguntado si hay vida en otros planetas. Ante las dudas, algunos intentos de comunicarse con civilizaciones extraterrestres surgieron en la Unión Soviética tras el primer vuelo al espacio de Yuri Gagarin.
Sin embargo, este tipo de investigaciones ya se remontan a los tiempos del Imperio ruso. En 1876, se publicó en la actual Helsinki el libro de Edvard Neovius 'La mayor tarea de nuestro tiempo'.
En él, el científico insistió en la necesidad de establecer contacto con civilizaciones fuera de nuestro planeta. Propuso el uso de señales luminosas para este fin, y no solo demostró la viabilidad técnica de dicha comunicación, sino que también construyó un lenguaje especial basado en los principios de la lógica matemática.
Sin embargo, también quedó claro que un solo país no podía implementar el costoso proyecto. Se requería de cooperación, algo que en aquel entonces era una utopía: la exploración espacial aún no se consideraba una prioridad nacional.
'Paz. Lenin. URSS'
A principios de la década de 1960, la URSS era líder indiscutible en la exploración espacial, por lo que no sorprende que el primer mensaje a posibles seres extraterrestres fuera enviado por científicos soviéticos.
En noviembre de 1962, enviaron el primer mensaje de radio desde el Centro de Comunicaciones del Espacio Profundo (DSCC) de la URSS en Eupatoria, ubicada en la península de Crimea.
Las señales 'Paz. Lenin. URSS', enviadas en código Morse a Venus, fue el primer mensaje de radio de la humanidad a civilizaciones extraterrestres, todavía continúan su viaje en la actualidad, rumbo a la constelación de Libra. Aunque aún no se ha recibido respuesta alienígena alguna, la humanidad no ha perdido interés en el tema.
Sin embargo, encontrar civilizaciones en otros planetas aún no era el objetivo, en realidad, la idea era localizar por radio a Venus. Oleg Rzhiga, investigador del Instituto de Ingeniería de Radio y Electrónica (IRE) de la Academia Rusa de Ciencias, propuso utilizar el código Morse para el mensaje.
Al variar la frecuencia del transmisor de radio, los científicos repetían con cierta periodicidad las letras. Así, el 19 de noviembre de 1962, se envió al espacio la palabra 'Mir' ('Paz', en ruso), y el 24 de noviembre del mismo año, se transmitieron las palabras 'Lenin' y 'URSS'. La señal reflejada desde Venus se recibió en Eupatoria cuatro minutos y medio después.
Los 'Llamados Cósmicos'
El siguiente mensaje al espacio se envió desde el centro espacial de Eupatoria en 1999. En aquella época, en medio de varios problemas económicos que acompañaron el desmoronamiento de la URSS, el Gobierno de Rusia no asignó fondos para tales programas debido a sus perspectivas inciertas.
Por lo tanto, los científicos rusos desarrollaban esta área de la cosmología solo teóricamente. Y entonces, surgió una iniciativa privada: en 1998, el empresario estadounidense Charles Chafer presentó la idea del proyecto 'Encounter 2001'.
El plan consistía de dos partes: 'El viaje milenario', que contemplaba el envío de una sonda espacial con fotografías, cartas y ADN a estrellas cercanas; y el 'Llamado cósmico', que se trataba de un mensaje de radio. Chafer quería utilizar los radares planetarios estadounidenses de Arecibo o Goldstone para transmitir los mensajes de radio, pero esto no se llevó a cabo debido a la gran carga de trabajo de otros programas.
Entonces, Alexánder Záitsev, investigador jefe del Instituto de Radioelectrónica de la Academia de Ciencias de Rusia, propuso utilizar un radar instalado en el punto focal de una antena de 70 metros en Eupatoria para el 'Llamado cósmico'.
Cualquier persona podía inscribirse en la lista de participantes y enviar un mensaje personalizado de no más de 30 palabras, por una cuota de 15 dólares. Unas 50.000 personas contribuyeron, haciendo realidad el proyecto. Los fondos recaudados permitieron enviar no solo mensajes privados al espacio, sino también un mensaje científico completo.
Se desarrolló un lenguaje llamado Lexique específicamente para transmitir información, similar a la ecuación de Drake utilizada en el mensaje de Arecibo en 1974. Las primeras páginas del mensaje estaban destinadas a ayudar a los posibles destinatarios a descifrar el texto completo. A continuación, se incluían páginas que describían los conocimientos científicos de los terrícolas. La página final invitaba a todos los que recibían la señal a responder e informar sobre su civilización.
El mensaje se envió a cuatro estrellas de las constelaciones el Cisne y Sagitario, las mismas que fueron seleccionadas de una lista del Instituto SETI (acrónimo en inglés de: Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre), una organización dedicada a la búsqueda de inteligencia extraterrestre, cuyos principales criterios fueron su similitud con el Sol y la existencia de planetas a su alrededor.
El siguiente 'Llamado cósmico' se llevó a cabo el 6 de julio de 2003. Esta vez, se enviaron mensajes a cinco estrellas de las constelaciones de Andrómeda, Orión, Cáncer, Osa Mayor y Casiopea.
Mensaje infantil en forma de 'concierto'
Entre los dos 'llamados espaciales', se envió el primer mensaje de radio a las estrellas de parte de los niños de la Tierra, gracias a un proyecto en el que participaron escolares de Rusia, Ucrania y Bielorrusia.
La señal incluía una sección musical, un emblema gráfico, texto en ruso e inglés, y un diccionario de imágenes. Según el astrofísico Lev Gindilis, cerca de 1.000 estudiantes de los tres países presentaron sus sugerencias para el mensaje.
Alexánder Záitsev propuso utilizar un instrumento electrónico único, el theremín, para transmitir música. En cuanto al repertorio preparado para los extraterrestres, se ofreció 'Vocalise' de Rachmaninoff, 'Las cuatro estaciones' de Vivaldi, la canción popular rusa 'Kalinka-Malinka' y una sinfonía de Beethoven.
La parte digital del mensaje se codificó de la misma manera que el 'Llamado cósmico', utilizando el código binario. Contenía texto en ruso e inglés y, entre otras cosas, decía lo siguiente: "¡Hola, amigos cósmicos! Nosotros, los hijos del planeta Tierra, les enviamos este mensaje. Sepan que no están solos en el universo. Les ofrecemos amistad. La galaxia en la que vivimos es nuestro hogar común... Vivimos en familias: padres e hijos. A los niños les encanta jugar. Queremos mostrarles nuestros juegos, dibujos y música. Una persona vive unos 80 años. Nosotros, los niños que escribimos este mensaje, tenemos ahora entre 13 y 18 años, y esperamos recibir su respuesta..."
El mensaje de los niños se transmitió en tres sesiones los días 29 de agosto, 3 y 4 de septiembre de 2001. La señal fue dirigida hacia seis estrellas de tipo solar en las constelaciones de Delfín, Géminis, Osa Mayor, Virgo, Draco e Hidra.
El mensaje de las redes sociales
El último mensaje del Centro de Comunicaciones del Espacio Profundo de Eupatoria (desde 2014, el centro de control de toda la agrupación de satélites rusos adscrito al Ministerio de Defensa) a civilizaciones extraterrestres se envió el 9 de octubre de 2008, como parte del proyecto internacional 'Un Mensaje desde la Tierra'.
Se seleccionaron 501 mensajes mediante un concurso en la red social Bebo (acrónimo de 'Blog early, blog often'). Más de medio millón de personas, entre ellas destacados políticos, actores y músicos, enviaron sus textos, dibujos y fotografías a través de una aplicación especial.
En consecuencia, el mensaje resultó ser bastante diverso, una mezcla de imágenes de la Tierra y deseos de personas a los extraterrestres.
"Entiendo que en la mayoría de los casos estos mensajes puedan ser ingenuos, pero también espero que obtengamos una perspectiva creativa y fresca sobre este tema", señaló Záitsev, consultor principal del proyecto.
El mensaje se envió a la estrella Gliese 581, en la constelación de Libra. El sistema planetario de esta enana roja destaca por sus tres planetas habitables.
La señal llegará a ellos en 2029 y, si se recibe y los 'receptores' están dispuestos a responder, los terrícolas podrían enterarse de ello alrededor de 2049.
Los proyectos actuales
El proyecto más reciente ruso capaz de realizar la búsqueda de extraterrestres es el observatorio espacial astrofísico ruso Spektr-M que, además de su misión principal de explorar el universo en el rango de ondas milimétricas, podrá buscar estructuras gigantes pertenecientes a civilizaciones fuera de la Tierra, según Alexánder Panov, del Instituto de Física Nuclear de la Universidad Estatal de Moscú.
El proyecto se efectúa dentro del ámbito SETI, el nombre general de los proyectos que están implementando científicos de diversos países para buscar vida inteligente fuera de nuestro planeta.