Durante sus décadas de trabajo en servicios de inteligencia, este agente entregó miles de documentos invaluables a Moscú, incluyendo información sobre los insidiosos planes de posguerra de Reino Unido contra su antes aliado, la URSS.
Toda esta información provenía de un comunista convencido: Harold Adrian Russell 'Kim' Philby. Descendiente de una familia noble inglesa, graduado de la Universidad de Cambridge, candidato al cargo de jefe de la inteligencia británica, el famoso SIS, condecorado con la Orden del Imperio Británico de manos del rey Jorge VI, este brillante agente de servicios secretos comenzó a colaborar con la inteligencia soviética desde muy joven, únicamente movido por motivos ideológicos.
Adelantando la historia, cabe destacar que, cuando llegó a la Unión Soviética en 1963, nunca fue considerado como un 'agente' o 'colaborador', sino como un colega, gozando de un gran respeto de Yuri Andrópov, futuro líder de la URSS y entonces jefe del KGB. Philby, por cierto, podría haber contactado directamente con él si hubiera sido necesario.
"Kim Philby recibió la insignia de 'Empleado Honorario de la Seguridad del Estado'. Y esa condecoración solo se otorgaba a oficiales de carrera. Sin duda, él se consideraba un oficial de inteligencia soviético. Después de todo, dedicó prácticamente toda su vida a la inteligencia soviética, de 1934 a 1963, cuando se encontró en una situación en la que necesitó ser rescatado de Beirut. Se sentía como un colega, así lo trataron", comentó el general retirado de la KGB Viktor Budánov, quien fue responsable de la seguridad personal de Philby en la URSS durante más de tres años.
Un joven aristócrata se convierte en comunista
Harold Adrian Russell Philby nació el 1 de enero de 1912 en la India en el seno de la familia de un funcionario colonial británico. Su padre le puso el apodo de 'Kim', en honor a uno de los protagonistas de Rudyard Kipling (por cierto, también espía), y lo mantuvo durante toda su vida.
A los seis años, fue enviado a Inglaterra a vivir con su abuela, bajo cuyo cuidado continuó su educación, leyendo profusamente y desarrollando una pasión por los mapas, que posteriormente se convirtió en una pasión por viajar.
En 1929, tras graduarse con honores de la prestigiosa Westminster School, Kim ingresó en el igualmente prestigioso Cambridge University College. Durante estos años, se unió a un grupo de jóvenes marxistas (en aquel entonces, las ideas del comunismo seducían a muchos jóvenes deseosos de lograr una sociedad mejor) y más tarde ingresó en el Partido Comunista británico.
Tras graduarse de la universidad, en el verano de 1933, Philby viajó a Austria por encargo del partido, supuestamente para estudiar alemán. Allí participó en un levantamiento armado y se comprometió con una comunista austriaca, con quien regresó a Inglaterra. El matrimonio era una farsa y se separaron inmediatamente después de su llegada.
Las primeras misiones
Pronto, las ideas comunistas del joven aristócrata atrajeron la atención de Arnold Deutsch, un agente de servicios secretos de la URSS enviado a Gran Bretaña para crear una red de espionaje. Y, en efecto, en 1934, tras romper todos sus vínculos con el Partido Comunista, Philby comenzó a colaborar con la inteligencia soviética. Siguiendo el consejo de Kim, Deutsch también reclutó a sus amigos de la universidad Guy Burgess y Donald Maclean, grupo que luego sería conocido como 'Los cinco de Cambridge' (junto a Anthony Blunt y John Cairncross).
Siguiendo las instrucciones de Deutsch, Philby encontró trabajo como periodista en el prestigioso periódico londinense The Times. Mientras trabajaba en el diario, se unió a la Asociación de Amistad Anglo-Alemana. Pronto se convirtió en editor de una revista pronazi, lo que le permitió estrechar lazos con el embajador alemán en Londres, Joachim von Ribbentrop, futuro ministro de Asuntos Exteriores del Tercer Reich.
Durante la Guerra Civil española, Philby sirvió como corresponsal de guerra dentro del ejército del general Franco. Durante este período, proporcionó a Moscú información valiosa sobre los planes franquistas, los movimientos y el armamento de sus tropas, y la situación en general. Su cobertura periodística de la sublevación fascista española atrajo la atención de la inteligencia británica, y el futuro as de espionaje se convirtió en su informante de confianza.
Por cierto, Philby tuvo un gran romance en España, uno sobre el que quizá nunca se haya escrito. "La bailarina más importante del país se enamoró de él. Aunque no fuera especialmente atractivo, ella lo colmaba de ternura y cariño. Le ayudaba a redactar sus artículos y a mecanografiarlos. Tenían sus citas no en un lugar 'privado', sino literalmente en el campo de batalla", contó el general Budánov.
Al servicio del SIS
En 1940, ya famoso como periodista, Philby se incorpora oficialmente al Servicio Secreto de Inteligencia británico (SIS). Para 1941, gracias a sus excepcionales habilidades, se desempeñaba ya como subdirector de la Sección B, supervisando el apoyo de contrainteligencia para todas las operaciones militares de los aliados de la URSS.
Durante la Segunda Guerra Mundial, proporcionó información invaluable a Moscú que le permitió saber tempranamente de las actitudes aliadas hacia la URSS, de las fuerzas armadas alemanas y de los espías infiltrados en territorio soviético.
Por ejemplo, Moscú supo de los planes operativos del mando nazi en la ofensiva que preparaba en la región de Kursk y de su intención de utilizar nuevos tipos de armas (sobre todo, tanques pesados) en el Frente Oriental. Además, gracias a 'Los cinco de Cambridge', la inteligencia exterior soviética tuvo conocimiento de los intentos de Alemania de entablar negociaciones de paz por separado con los Aliados (1942 en Ankara, 1943 en Estocolmo y el Vaticano, y finalmente en 1945 en Suiza).
En 1944, Philby fue nombrado jefe de la importantísima 9.ª Sección del SIS, encargada del estudio de las actividades soviéticas y comunistas. También ejerció como subdirector interino del SIS. Como era de esperar, su información sobre la identidad de agentes de los servicios secretos occidentales en la URSS y las operaciones que planificaban fue inestimable.
De 1949 a 1951, dirigió la misión de enlace de la inteligencia británica con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en Washington. Estableció contactos con los jefes de la CIA y el FBI, Allen Dulles y Edgar Hoover y, lógicamente, suministraba a la URSS información detallada sobre las acciones y planes del SIS y la CIA.
El quinteto se desintegra
En 1951, Philby logró salvar a sus camaradas Burgess y Maclean de 'Los cinco de Cambridge', al advertirles a tiempo de que su trabajo para la inteligencia soviética había sido descubierto. Esto lo puso bajo sospecha, y en 1952 fue llamado de vuelta a Londres e interrogado en la sede del MI5. Gracias a su serenidad y fuerza de voluntad, no confesó nada, logró desviar todas las sospechas y fue liberado por falta de pruebas.
En 1955, finalmente se vio obligado a dimitir. Sin embargo, a pesar de varios artículos sensacionalistas en la prensa británica, logró una rehabilitación pública completa denunciando ante los tribunales las "calumnias" vertidas en su contra y ofreció una rueda de prensa refutando todas las acusaciones. En 1956 se instaló en Beirut como corresponsal de importantes periódicos y, sorprendentemente, de nuevo como colaborador de la inteligencia británica.
Durante los siete años siguientes trabajó en la capital libanesa, proporcionando a la inteligencia soviética información valiosa sobre los planes estadounidenses y británicos en la región.
Sin embargo, para el 1963, los servicios secretos británicos contaban con abundantes pruebas circunstanciales de que Kim Philby era, de hecho, un espía soviético. Sus excolegas llegaron a Beirut y le ofrecieron un trato que le eximiría de toda sospecha y responsabilidad a cambio de toda su información sobre la red de espionaje soviética.
Philby accedió y redactó un documento con una multitud de nombres de personas y datos sobre centros de espionaje soviéticos… todos falsos. Después de varias horas redactando, le dijo a sus excolegas: "Mañana les contaré el resto".
El 23 de enero de 1963, salió de casa y nunca más se le volvió a ver en Beirut. Kim Philby se había reunido con el responsable la red local soviética, quien se encargó de organizar su llegada (oculto en un barco) a la URSS.
La vida en la URSS
La huida de Philby a Moscú no se confirmó oficialmente hasta julio de 1963, cuando el entonces líder de la URSS, Nikita Jruschov, anunció en una recepción diplomática que se concedía la ciudadanía soviética a Philby, junto con el asilo político. Muy pronto, la noticia fue publicada por el rotativo soviético Izvestia.
Sus colegas del KGB recurrían a él con frecuencia para pedirle diversos consejos. "En cierto momento, lo involucraron para trabajar con jóvenes oficiales de inteligencia especializados en el Reino Unido (…) Sin embargo, el enorme potencial de Philby no fue aprovechado completamente", considera Budánov.
"Incluso admito que un hombre de su carácter podría haberse sentido como un pájaro en una jaula. Aunque fuera una jaula de oro. Se vio obligado, en la primera etapa de su vida en URSS, a someterse a nuevas condiciones dictadas principalmente por consideraciones de seguridad. En segundo lugar, se sintió deprimido, sobre todo al principio, por la drástica restricción de su círculo social. Al principio, no se permitía que los extranjeros lo vieran. Solo mucho más tarde se hicieron posibles los encuentros, como el que mantuvo con el escritor Graham Greene, a quien conocía desde su época en el SIS.
En Moscú, Philby fue visitado varias veces por miembros de su familia. Uno de sus hijos declaró en una entrevista en una radio canadiense que no solo no renegaba de su padre, sino que estaba orgulloso de él. Cuando le visitó su hija con sus nietos, Kim pidió que se compraran camisetas de la sociedad deportiva Dinamo (entonces financiada por el KGB y el Ministerio del Interior). "Le pregunté con cautela: "¿Para qué?". Dijo: 'Para los nietos. Quiero que el equipo de Dzerzhinski tenga representación en Inglaterra"', contó un colega suyo.
"En cuanto a volver a casa, la Inglaterra de hoy es un país desconocido para mí. La vida aquí es mi vida, y no tengo planes de mudarme a ningún lado. Este es mi país [la URSS], al que serví durante más de 50 años. Quiero ser enterrado aquí. Quiero que mis restos descansen en el lugar para el que trabajé", señaló Philby en una entrevista con el escritor inglés Philip Knightley en Moscú en enero de 1988.
En 1968, el maestro de inteligencia publicó su libro de memorias 'My Silent War' ('Mi guerra silenciosa') y acabaría falleciendo el 11 de mayo de 1988.