Soldado soviético, triunfador en la guerra
Alexander Ilyích Popov nació el 4 de noviembre de 1923, tiene 86 años de edad y pertenece a una generación de hombres soviéticos movilizados para luchar en la Gran Guerra Patria a muy temprana edad, de los cuales sobrevivieron al conflicto bélico no más de un 4% del total.
“Tal es la fatalidad de toda nuestra generación. Entre mis familiares participantes de la guerra, de los catorce hombres perecieron once: hermanos, tíos… Tampoco volvió de la guerra mi papá, Ilyá, que había participado en tres guerras: la Primera Guerra Mundial, de 1914 a 1917, la Guerra Civil, de 1917 a 1921, y la Gran Guerra Patria, de 1941 a 1945. A él le llamaron a filas en 1942, ya con 52 años de edad. Estuvo combatiendo contra las tropas nazis, atravesó toda Europa y falleció cuando el Ejercito Rojo se acercaba a Berlín, en el territorio de Alemania, en vísperas de la Victoria”, afirma Popov.
Popov vivió hasta 1941 con sus padres y su hermana menor en la región de Astracán, una ciudad ubicada en las orillas del gran río ruso Volga.
“El 20 de junio de 1941 acabamos la escuela secundaria y festejamos esta fecha feliz. Dos días después, el 22 de junio, informaron que comenzaba la Gran Guerra Patria.
Mis amigos y yo corrimos al Comisariado para ser inmediatamente movilizados para la guerra. El entusiasmo entre nosotros era muy alto. Todos fuimos miembros de Komsomol y nos sentíamos obligados a defender nuestra patria.
El patriotismo era un sentimiento habitual en los ciudadanos soviéticos y era percibido como un deber, la defensa de la dignidad, del honor.
Estoy seguro de que precisamente el patriotismo de la gente fue la causa principal en la que se basó el secreto de nuestra victoria en la guerra sobre la Alemania fascista. Obtuvimos esta victoria a pesar de que la Unión Soviética no estaba preparada para la guerra, mientras que las tropas de la Wehrmacht eran las fuerzas armadas más potentes del mundo y en aquel momento ocuparon casi toda Europa, que estaba trabajando para la maquinaria militar nazi.
En el junio de 1941 yo tenía sólo diecisiete años, de manera que a mí no podían reclutarme para el Ejército Rojo pero insistí con tenacidad y de este modo otros tres jóvenes y yo, fuimos las únicas cuatro personas elegidas entre otros muchos para ir estudiar en la Escuela Militar de Aviación ubicada en la ciudad de Astracán.
En la ciudad de Astracán, 1941, en la escuela militar de pilotos
Estudiábamos pilotaje en aviones de entrenamiento, U-2 (PO-2) y UT-2. No obstante, al principio de la guerra en el Ejercito Rojo faltaban aviones. Reparábamos aviones viejos, a pesar de lo cual, tampoco había suficientes aparatos para todos los pilotos”.
Por esta razón al grupo de aviación del Abanderamiento Internacional de Komsomol, al que pertenecía Alexander Popov, lo trasladaron a las Tropas Aerotransportadas y lo reorganizaron en la IV División del Destacamento de Desembarco Aéreo.
“En nuestra división combatieron rusos, uzbecos, tártaros, ucranianos, osetios, georgianos, armenios, azerbaiyanos, moldavos, por lo general representantes de todas las naciones que habitaban en el país”, cuenta Popov.
En esta famosa IV División del Destacamento de Desembarco Aéreo que después recibiría los reconocimientos de Ovruch, Bandera Roja y las Órdenes de Suvórov y Bogdán Jmelnítski, Popov combatió durante toda la Gran Guerra Patria, hasta la victoria en 1945.
Allí, Popov actuaba como explorador. Además, durante la guerra tenía como función militar principal la de ‘cazador de tanques’.
Alexander Popov recuerda así su misión:
“Nos llamaban ‘¡adiós a la patria!’ o ‘la fosa común’. Nuestros cañones antitanques de 45 milímetros ocupaban siempre la primera línea de batalla y disparaban con puntería certera, desde posiciones abiertas.
Por ejemplo, las baterías de cañones de obuses, de cañones de gran calibre, casi todas las unidades de artillería, participaban en batallas a gran distancia de la posición avanzada.
Sin embargo nosotros debeíamos ocupar las mismas posiciones que la infantería, pero si los soldados de infantería tenían la posibilidad de atrincherarse, nuestros cañones quedaban casi completamente abiertos al fuego del enemigo.
Teníamos que cambiar constantemente las posiciones, escondernos tras los árboles, muros, colinas. Sólo nos protegían los cascos y las pantallas de los cañones. Las pérdidas humanas en las tropas de cañones antitanques de 45 milímetros eran enormes. ¡Cuántas veces los combatientes, mis amigos, resultaron heridos! ¡A cuántos enterré!”.
Popov fue el jefe de un cañón de 45 milímetros, apuntador y también, a pesar de que no era oficial -tenía el grado de ‘starshiná’ (auxiliar de compañía)- desde septiembre de 1944 hasta enero de 1945 combatió como comandante de la batería antitanque de cañones de 45 milímetros (tres secciones con seis cañones que habitualmente comandaba un capitán o un mayor).
En 1942, en el Frente Noroeste, bajo la ciudad de Stáraya Rusa, Popov tuvo su ‘bautizo de fuego’. Después, en 1943, participó en las operaciones bélicas de la 13º Arma Central bajo las órdenes del mariscal Rokossovsky.
Su división de destacamento de desembarco participó en la Batalla de Kursk, un momento histórico de la guerra de 1941-1945, la segunda batalla más famosa de la Gran Guerra Patria tras la de Stalingrado.
Así lo recuerda: “El 5 de julio de 1943 nuestro regimiento fue destinado a una gran batalla en la estación de ferrocarril de Ponyrí, a 55 kilómetros de la ciudad de Kursk. La lucha fue cruel y feroz. Por la noche del 8 al 9 de julio de 1943 detuvimos el avance de las tropas alemanas”.
En la región del Kursk, Popov resultó gravemente herido.
Entre 1943 y 1944 participó en batallas en Ucrania: en la operación de Kórsun- Shevchenko, en la batalla contra la agrupación del mariscal de campo von Manstein y en el avance a las ciudades de Kamenéts- Podólski, Braslav, Shargorod, entre otras campañas. Tomaron los ríos Bug, Dniéster, Prut y liberaron siete regiones de Ucrania.
Después comenzó la operación en Transilvania, la liberación de Rumania, Hungría, Austria, Checoslovaquia, de las ciudades Ploiesti, Cluj, Debrecen, Miskolc, Komárno, Budapest, Brno, Bratislava, los combates por el lago Balatón…
Alexander Popov finalizó la guerra en Checoslovaquia. El día de la Victoria le sorprendió a 50 kilómetros de la capital del país, Praga.
Fue condecorado con ocho órdenes y varias medallas. Entre ellas, las dos Órdenes de la Guerra Patria, las dos Órdenes de Gloria (de primera y de segunda categoría), la Orden de la Estrella Roja y la Orden ‘Al Valor’.
“Aún así, entre todas mis condecoraciones la más querida para mí es la medalla ‘Por La Audacia’. Los combatientes llamaban a esta medalla ‘La Orden del soldado’”, asegura.
Durante la guerra Popov resultó herido muchas veces: en ambas manos, en un pié… Un trozo de metralla permanece en su cuerpo desde la Batalla de Kursk hasta ahora ¡67 años ya!
En la famosa batalla de Kursk, en 1943, el joven Alexander debió combatir estando herido, disparando a tanques enemigos con su cañón de 45 milímetros con una mano en cabestrillo. Durante aquel combate resultó herido de nuevo, en la otra mano.
En otra ocasión, en Checoslovaquia, en abril de 1945, al día siguiente de la liberación de Bratislava, Popov fue cubierto por la tierra por una potente explosión de un obús y resultó gravemente herido en la cabeza y también por contusiones diversas. La cicatriz permanece en su frente hasta el día de hoy.
Desde entonces se acostumbró a ponerse su casco muy bajo. Así, encasquetado casi hasta los ojos, Popov desfiló por la Plaza Roja en el junio de 1945. Y así puede reconocérsele en los documentales sobre el histórico Desfile de la Victoria.
Con los combatientes, participantes del Desfile de la Victoria, el 24 de junio de 1945, Moscú
Sobre su participación en tan histórico acto, Popov recuerda lo siguiente:
“Tras el 9 de Mayo, cuando nuestra división se alojaba en Checoslovaquia, mandaron escoger a candidatos para participar en el desfile militar en Moscú. De cada frente formaron un regimiento selecto. Al principio eligieron a las unidades más destacadas: regimientos, batallones y compañías. Después, de cada unidad, proponían a los combatientes –soldados y oficiales- más destacados en las batallas durante la guerra.
De todo nuestro regimiento de Guardia de Destacamento de Desembarco Aéreo habían propuesto a 18 personas; eligieron de ellos sólo a tres: el servidor de mortero Mályshev, el tirador de automático Lukánov y yo. Encabezados por el coronel Ustinov, comandante de nuestro regimiento, nos pusimos en camino a Moscú”.
De esa manera Alexander Popov participó en el Desfile de la Victoria celebrado el 24 de junio de 1945 en la Plaza Roja en Moscú, en el gran acontecimiento histórico que simbolizaba el triunfo de la Unión Soviética en la Gran Guerra Patria y en la Segunda Guerra Mundial.
“El Desfile de la Victoria en 1945 se convirtió en el símbolo del heroísmo del pueblo soviético en la guerra, del triunfo sobre nazismo.
Este Desfile fue el final jubiloso y solemne de la Guerra, que había unido a todo el pueblo, a todos los soldados, oficiales y trabajadores civiles, durante 1.418 días y noches de guerra tras retiradas amargas, pérdidas enormes y victorias difíciles.
El 24 de junio de 1945 caía una intensa lluvia sobre Moscú, pero nosotros, participantes del Desfile de Victoria, no lo notábamos. Aquel día era verdaderamente admirable, un día de alegría para toda la gente, de alborozo para el pueblo”.
Con su hermana, el 24 de junio de 1945, en Moscú
Desde, Popov acudió a dos Desfiles de la Victoria similares en la Plaza Roja al de 1945: el 9 de Mayo de 1995 y de 2005, como desfiles conmemorativos del 50º y del 60º aniversarios de la Victoria. En aquellos dos eventos Alexander Popov participó como huésped de honor: en 1995 marchando sobre los adoquines de la Plaza Roja entre otros veteranos; en 2005 observando el alarde militar conmemorativo desde las tribunas entre los otros diez ex participantes de Ucrania del Desfile de la Victoria de 1945 que estaban invitados a esta fiesta en la capital rusa.
Desde inicios de los años cincuenta, Alexander Popov vive en la ciudad de Odessa, en Ucrania, trabajando en la industria petrolera. Al principio como mecánico, más tarde como director de una factoría petrolífera y después, desde 1962 hasta 1987, como director de la Planta de Refinería de Petroleo de Odessa, una de las más grandes de Ucrania.
Además, durante muchos años Alexander Popov encabezaba el Consejo de Veteranos de Odessa, y todavía sigue siendo su presidente de honor.
Popov tiene también muchas aficiones: apasionado de la pesca y de la caza durante toda su vida, los últimos 25 años cultiva también la apicultura y regala miel a todos sus familiares, amigos y vecinos.
Abril de 2010, Alexander Popov en su abejar, en Odessa
Para él, “el mundo, como un templo, se sostiene sobre la sangre de la generación de la Guerra. Somos felices porque cumplimos con nuestro deber con dignidad y honor, pese a que pagamos un precio muy elevado. Pienso que lo principal es conocer el sentido de tu vida, pensar sobre tu lugar en la tierra, no perder tus puntos de referencia. Los corazones de los veteranos sienten dolor por la suerte de todos los jóvenes que vinieron tras nosotros. ¡Que seáis fuertes de espíritu y dignos de la memoria de vuestros padres o abuelos! ¡Deseo a todos la paz y el amor fiel a nuestra atormentada patria!”.