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América Latina en la Segunda Guerra Mundial

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Para conmemorar los 65 años de la victoria en la Gran Guerra Patria, el Instituto de América Latina celebró una conferencia especial en la que examinó a detalle la historia del desarrollo de los países de la región durante la Segunda Guerra Mundial y su contribución a la victoria común.
América Latina en la Segunda Guerra Mundial

Para conmemorar los 65 años de la victoria en la Gran Guerra Patria, el Instituto de América Latina celebró una conferencia especial en la que examinó a detalle la historia del desarrollo de los países de la región durante la Segunda Guerra Mundial y su contribución a la victoria común.

América Latina formalmente no fue el teatro de operaciones durante la gran guerra. Durante la Conferencia en Panamá, en 1939, la mayoría de los países de la región firmaron "La Declaración Sobre Neutralidad". Sin embargo, muchos países estuvieron involucrados en los eventos de aquellos años, directamente o no. La “línea divisoria” entre los partidarios de fascistas y los contrafascistas, ocurrió también en el hemisferio occidental, a pesar de la lejanía de los campos de batallas.  Durante los años de la guerra, los países latinoamericanos se vieron obligados dejar el principio de neutralidad y elegir a favor de una de las partes en conflicto.

Directamente participaron grupos militares de algunos países, mientras que también merece la atención la gran contribución que otros hicieron de materiales estratégicos, materias primas y alimentos a los aliados. Además, cabe mencionar el intenso movimiento de solidaridad de las Repúblicas de la región para con la Unión Soviética y el papel de los países latinoamericanos durante el arreglo del mundo en los años de posguerra y la creación de la ONU.

Así, en la conferencia se afirmó que la Segunda Guerra Mundial aceleró el arreglo jurídico del sistema de dos Américas, que se manifestó  en la firma del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (conocido como Pacto de Río de Janeiro) firmado en 1947 y la creación de la Organización de Estados Americanos (1948).

Se analizó también el papel de Argentina en la Segunda Guerra Mundial, con base en documentos del país que por primera vez fueron usados como el material de ciencia histórica. Los oficios permitieron aclarar los mitos sobre los motivos económicos y políticos del rechazo a la neutralidad del país.

También se presentaron hechos casi desconocidos en Rusia sobre las batallas de los brasileños en el conjunto de la coalición antifascista y su aportación a la victoria, en particular, gracias a las acciones militares del Cuerpo de Expedición Brasileño, conformado por 25 mil personas que actuaron en los frentes de Italia, así como la actividad del cuerpo de aviones caza de ese país.

Los historiadores que participaron en la conferencia prestaron atención al problema de la elección moral que tenía hacer la emigración rusa en América Latina durante la Segunda Guerra Mundial. La emigración “blanca” (de los antiguos oficiales de zar) se dividió en "rojos o defensores" pues eligieron apoyar a los soviéticos y  en "derrotistas", los que creían que Hitler podía liberar a Rusia del comunismo.
 

Ya en la década de los 20, este desmarque ideológico aumentó tanto como la actividad de los partidarios del fascismo ruso en Brasil y Argentina. Por ejemplo, los conservadores derechistas y la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero consideraban el entonces posible derrocamiento de la URSS por las fuerzas de Hitler como el único camino para la liberación del país del comunismo. Mientras tanto, en los mismos años una parte de la diáspora rusa buscaba el diálogo con la patria y favoreció al nacimiento en Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Chile, del movimiento del apoyo del país. Gracias a este muchos emigrantes tomaron la posición de los defensores. Entre estos últimos hay representantes de la emigración de trabajadores y la emigración “blanca”, que estaba en contra del comunismo, pero también en contra de la agresión de Hitler.

El amplio apoyo de Cuba a los países de la coalición también atrajo la atención en la conferencia. Esa nación no participó directamente en la guerra. Mientras tanto el pueblo de ese país caribeño, que ocupa una posición estratégica en los bordes del hemisferio occidental, hizo una digna contribución a la lucha unida contra el nazismo.

Justo después de la invasión de Alemania a la URSS se organizó la compañía masiva del apoyo material al país soviético y otros países de la coalición. Formaron un gabinete militar de unidad nacional compuesto por los comunistas. Luego de  EE.UU., Cuba declaró la guerra a Japón (9 de diciembre de 1941), y a Alemania e Italia (el 11 de diciembre de 1941). La isla se convirtió en uno de los principales suministradores de EE. UU. Centenares de cubanos trabajaban en la base militar y marítima Guantánamo y en el aeródromo militar de la Habana, que eran objetivos estratégicos. Tres cubanos, Aldo Vivo, Jorge Vivo y Enrique Vilar, lucharon contra los alemanes en el Ejército Rojo. Además se derramó la sangre de marineros cubanos que abastecían EE.UU. con las materias primas estratégicas a través del Golfo Mexicano. El contraespionaje de Cuba junto con el apoyo de los grupos nacionales de vigilancia lograron liquidar a un espía alemán, así como a la red de organizaciones profascistas y hundir un submarino alemano. Cuba estuvo entre los primeros países que ingresó y participó en la formación de la ONU.

La Segunda Guerra Mundial fue testigo de un ejemplo muy raro de coincidencia de los intereses de México y EE.UU. en el problema de la migración, lo que fue revelado en uno de los informes de la conferencia. Se trató del programa norteamericano ‘Braceros’, de 1943, por el cual EE.UU. invitó a agricultores mexicanos a ire a sembrar los suyos. Los alimentos plantados por ellos se destinaban no sólo para el mercado interior de EE.UU., sino también se usaba en los suministros al frente.

En general, el informe siguió el camino de las relaciones de México y EE. UU. durante los años de la guerra. Durante la Segunda Guerra Mundial, México no pudo repetir su experiencia de neutralidad, que mantenía durante el primer conflicto mundial. El complejo de las difíciles y a veces dolorosas relaciones bilaterales con el vecino del norte se agudizó tras la nacionalización de la industria petrolera, ejecutada por el presidente Lázaro Cárdenas, aunque se encontraron las soluciones para este problema. México llevó las de perder en las acciones militares, porque la flota de los países del Eje hundieron sus tanques petroleros. Estos eventos empujaron al país a unirse a la coalición antiHitler y en mayo de 1942, declaró la guerra a Alemania.

Las relaciones mexicano-americanas se destacaron por los cambios positivos durante los años de la guerra, cuando todo el mundo se movilizaba frente las amenaza común y muchos problemas antiguos pasaron a segundo plano.

Las subdivisiones mexicanas fueron de los pocos solados latinoamericanos que lucharon en el frente. Además, su ciudadanos se incorporaban el Ejército estadounidense.

Entre los profesores que dictaron las conferencias estuvieron A. Protsenko (Instituto de América Latina de la Academia de Ciencias de Rusia, ILA RAN), A. Sisonenko (ILA RAN), L. Heifets (Universidad Estatal de San Petersburgo), L. Okuneva (Universidad Estatal de Relaciones Internacionales en Moscú, MGIMO), B. Martinov (ILA RAN), V. Borodaev (Universidad Estatal de Moscú), M. Moseikina (Universidad de la Amistad de los Pueblos), V. Lunin (ILA RAN), A. Dabagian (ILA RAN), A. Scherbakova (ILA RAN), I. Kostin (MGIMO), M. Palacio (Departamento de Relaciones Exteriores de la Iglesia del Patriarcado de Moscú).

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