"La noticia sobre la cancelación de South Stream es muy mala noticia para los países que necesitan energía barata y no la tendrán", subraya Van Densky.
"Creo que nadie esperaba un resultado así porque era un juego largo; era un juego de nervios, pero nadie esperaba que Rusia iba a salir con la propuesta turca", añade la experta. El proyecto South Stream, desarrollado para construir un gasoducto de Rusia a Europa por el mar Negro, nació a principios de los años 2000, pero finalizó abruptamente cuando el pasado 1 de diciembre el presidente ruso, Vladímir Putin, tomo la decisión de cancelarlo. La noticia fue anunciada en Turquía, país al que el mandatario ruso prometió otro gasoducto, adicional al ya existente Blue Stream.
Gazprom y la empresa turca Botas firmaron un memorando de entendimiento sobre la construcción de un nuevo gasoducto a través de la parte del mar Negro perteneciente a Turquía, con capacidad para 63.000 millones de metros cúbicos de gas al año.
Gracias al nuevo proyecto de Rusia, Turquía obtiene más fuerza en el campo de los asuntos exteriores de Europa, afirma Van Densky: "Es muy interesante geopolíticamente. Turquía se convierte en un fuerte candidato a la UE. Podrá reclamar más de la UE en sus procedimientos de adhesión. Así que estamos antes un nuevo contexto geopolítico".