La mujer llevaba el pecho descubierto y la frase 'God is a woman' ('Dios es una mujer') escrita en el cuerpo. Subió corriendo las escaleras para entrar al pesebre y cogió la figurita con las manos mientras gritaba eslóganes contra la Iglesia católica.
Sin embargo, no consiguió abandonar el pesebre sola, puesto que la detuvo un gendarme vaticano. El gendarme pidió refuerzos por teléfono y junto con sus colegas metió a la mujer en un coche policial. El niño Jesús volvió ileso a su pesebre de madera.