"Pocos países de la Tierra mienten tanto como EE.UU.", comenta O'Neill antes de analizar lo que considera las tergiversaciones más destacadas del año en el debate político norteamericano.
Torturas
El Comité de Inteligencia del Senado de EE.UU. publicó este mes de diciembre un informe sobre las técnicas de tortura a las que la CIA sometió a los sospechosos de terrorismo durante el mandato del presidente George W. Bush tras el 11-S. Aunque, según el exdirector de la CIA Michael Hayden, no hubo ningún caso de torturas.
"Se hacían cosas no autorizadas, como la hidratación rectal", observó presentador de CNN Jake Tapper. "No, esto es un procedimiento médico. Era por el bien de la salud de los detenidos", insistió Hayden en respuesta. Comentó que tanto la hidratación como la alimentación por vía rectal eran simplemente un método más seguro de alimentar a los presos que "la alimentación intravenosa, que implica agujas y muchos otros peligros".
Cambio climático
El 97% de los artículos científicos actuales coinciden en que los seres humanos han tenido un impacto negativo sobre el medio ambiente, acentúa O'Neill. Los riesgos son mayores cada año, pero los legisladores estadounidenses prefieren no ver el peligro: "Negar el cambio climático constituye por ahora una mentira política clásica", precisa el analista.
"Nuestro clima cambia constantemente. No creo que la actividad humana esté causando en el clima los drásticos cambios que plantean los científicos. Y no creo que las leyes que quieren que aprobemos vayan a cambiar nada, sino que solo destruirán nuestra economía", dijo el senador republicano Marco Rubio en una entrevista con la cadena ABC News.
Protección de datos
Las revelaciones de Edward Snowden originaron un acalorado debate sobre la transparencia y la privacidad. El director del FBI, James Comey, aboga por una legislación que prohíba de manera efectiva los cifrados fuertes y obligue a los fabricantes a dejar 'puertas traseras' en la tecnología de consumo.
Criticó duramente a Apple y Google por desarrollar tipos de codificación que impiden a las fuerzas del orden tener fácil acceso a la información almacenada en los 'smartphones'. Según él, esa política permitirá a los usuarios "ponerse fuera de la ley". "Llegará un día en que eso será importante para salvar vidas humanas", aseguró, según 'The Washington Post'.
"Prohibir el cifrado o hacerlo inseguro y relativamente inútil es un enorme riesgo para la privacidad de todos los internautas", puntualiza O'Neill, que insiste en que esta medida tampoco ayudará a la Policía, citando al criptógrafo Bruce Schneier. "Nada demuestra que el cifrado dificulte seriamente las investigaciones policiales. En 2013, el cifrado frustró el trabajo de la Policía en nueve ocasiones, frente a las cuatro de 2012, pero los oficiales encontraron otras vías para seguir con la investigación", escribió Schneier, que pide dejar de lado "la histeria".