Este caso recuerda otro, ocurrido en 1999, cuando un avión de Indian Airlines que cubría el trayecto entre Katmandú y Nueva Deli fue secuestrado con 176 pasajeros a bordo por el grupo islámico Harkat-ul-Mujahideen y desviado hacia Kandahar, Afganistán, una ciudad entonces bajo el control de los talibanes. Los rehenes fueron liberados solo después de que el Gobierno indio pusiera en libertad a tres militantes islamistas encarcelados en el país.
Para evitar la repetición de este escenario se ha reforzado la seguridad en los aeropuertos de toda la India, como el aeropuerto Indira Gandhi de la capital, Nueva Deli. Entre otras medidas, está previsto someter a los pasajeros a un segundo control de seguridad justo antes de que embarquen en el avión y examinar su equipaje de mano.
Según 'The Indian Express', las preocupaciones de las agencias de Inteligencia se basan en "sugerencias específicas" de que militantes vinculados con los talibanes y el Estado Islámico podrían dirigirse a la India antes de la visita del presidente estadounidense, Barack Obama, al país asiático el 26 de enero.