En octubre pasado, los hutíes se apoderaron del puerto de Hodeidah, importante para el transporte mundial de petróleo. Más tarde obtuvieron otras victorias en la provincia de Marib, que produce la mitad de todo el petróleo yemení. Este mes los hutíes se apoderaron de la capital, Saná.
Amenaza para el tráfico petrolero
El economista ruso Said Gafurov recuerda que la mayor parte del petróleo saudita se exporta por los puertos de la costa occidental de Yemen, y los buques recorren la larga costa de Yemen.
"Esto sin mencionar el hecho de que la mayoría de los barcos de carga históricamente prefieren por una serie de razones puramente económicas (...) recalar para repostar en la parte yemení del golfo de Adén antes que en el Suez egipcio. Y el cambio del gobierno en Saná y Adén puede afectar en gran medida tanto al precio del petróleo como a los vínculos comerciales de Europa con China y la India", escribe Gafurov, citado por el periódico 'Vzgliad'.
El 21 de enero las fuerzas de seguridad de Adén decidieron cortar el tráfico aéreo, terrestre y marítimo.
Auge de los chiíes
Además, el experto subraya que la crisis en el país puede provocar problemas no solo económicos, sino también políticos para los vecinos de Yemen. La ideología de los hutíes es abiertamente antioccidental y muy prochií. Recientemente el político iraní Ali Reza Zakani, cercano al líder supremo de la república islámica, el ayatolá Ali Jamenei, dijo que tras la toma de Saná ya son cuatro las capitales árabes bajo el control de Teherán (entendiendo Beirut, con la presencia fuerte de Hezbolá; Damasco, con Bashar Al Assad; y Bagdad, donde el Gobierno de Haider al Abadi está dominado por los chiíes, explica Gafurov).
"El fortalecimiento de los chiíes en Yemen incomoda mucho a los sauditas, ya que puede provocar tensiones en la propia Arabia Saudita entre la población chií, concentrada en la rica Provincia Oriental, donde se extrae petróleo", dijo al diario 'Kommersant' el orientalista ruso Alexánder Shishkin.
Según sus palabras, dado que Riad no tiene suficiente potencial militar para "resolver la situación" en Yemen, no va a intervenir directamente, pero financiará al Ejército, tratando de colaborar con los estadounidenses.
"Al mismo tiempo, EE.UU. tiene su propia estrategia en la región: necesitan mantener el factor de confrontación entre suníes y chiíes para poder ejercer presión sobre Riad en cualquier momento", resume Shishkin.