En vista de las sanciones, Rusia, el país europeo más grande y más poblado, se vuelve hacia China, "resuelto a mover su almacén de recursos hacia el este, fortaleciendo al rival emergente más grande de EE.UU.", opina el analista financiero Robert Berke, en su artículo publicado por el portal Oilprice.com.
El experto señala que en los últimos años, los dos países han alcanzado un acuerdo de suministro de energía de Rusia a China por 700.000 millones de dólares para un período de 20 años. De esta manera, Rusia ha ayudado a China a hacerse invulnerable ante EE.UU. si este le corta el acceso al suministro de energía, lo cual hasta ahora ha sido uno de los mayores miedos de los estrategas militares chinos, explica Berke.
Además, este acuerdo también podría socavar considerablemente los planes de Occidente de suministrar gas natural licuado a China y Asia, indica el analista. "No puede ser una política acertada para EE.UU.", concluye el autor.
Asimismo, Berke subraya que mientras que antes de las sanciones, Rusia y China ni siquiera eran aliados militares, ahora Rusia le ha ofrecido a China su sistema de misiles balísticos más moderno, que Pekín ha estado esperando desde hace mucho tiempo para contrarrestar la superioridad marina y aérea de EE.UU. De esta forma, China será mucho más capaz de hacer frente al giro de EE.UU. hacia Asia, señala el analista.
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