Los ricos tienen una influencia enorme sobre el sistema político de EE.UU., afirma el periodista Scott Mcconnell de 'The American Conservative'. "Está claro que los estadounidenses con grandes fortunas antes también intentaban influir políticamente. Sin embargo, lo que está pasando ahora mismo es de una escala completamente diferente", opina Mcconnell.
Por lo tanto, EE.UU. ha entrado en otra época, a tenor del periodista. Algunos tienen más casas, coches y aviones, pero esto no significa que solamente puedan financiar a un candidato de la oposición en unas elecciones, que no tendría la oportunidad de ganar sin financiación, sino que estas fortunas tienen una influencia significativa y pueden formar las percepciones y opiniones en la sociedad, distorsionando la democracia.
Entre los ejemplos que sugiere Mcconnell para apoyar su idea, destaca Sheldon Adelson, magnate y patrocinador principal de la organización 'Unidos contra Irán nuclear' ('United Against Nuclear Iran'), que agita la idea de un ataque nuclear de EE.UU. contra Irán. Adelson hace un llamamiento a lanzar un ataque nuclear para demostrar la seriedad de las intenciones de Estados Unidos, escribe Mcconnell. La organización del magnate ayuda a consolidar en la opinión pública la idea de que las acciones militares de EE.UU. son razonables y justas. Dado que Adelson es donante del Partido Republicano y de varios 'laboratorio de ideas' ('think tank'), tiene muchas opciones realizar su política agresiva, escribe el periodista.
Mcconnell sostiene que los magnates de EE.UU financiaron el golpe de Estado en Ucrania que provocó una guerra civil sangrienta que no termina. La revolución de Maidán es la culminación de la financiación realizada durante muchos año por el Gobierno estadounidense y organizaciones no gubernamentales patrocinadas por el Estado, según explica el periodista. El pasado mayo el multimillonario estadounidense George Soros reconoció que es responsable de establecer una fundación en Ucrania que contribuyó al derrocamiento del gobernante legítimo, lo que derivó en la toma del poder de una junta 'elegida' por el Departamento de Estado.