El periodista Justin King fue uno de los voluntarios para someterse al ahogamiento simulado, o 'waterboarding', una de las tácticas crueles aplicadas a sospechosos de terrorismo en Abu Ghraib y Guantánamo y confirmada en un informe del Senado el año pasado.
Cuando King estaba tratando de recobrar el aliento, un agente de seguridad intervino demandando que se pusiera fin a la protesta, asegurando que la vida del manifestante estaba en peligro por el "intenso interrogatorio".
"Creo que su vida está en peligro y esto debe terminar", afirmó el policía.
"Viéndolo cualquier ser humano normal sabe que esto es peligroso y dañino, pero nuestro Gobierno sigue declarando que esto no es tortura", comentó el activista en su blog del portal Anti-Media.