El descubrimiento se debió a un reporte a las autoridades por parte de los vecinos, quienes sintieron el fuerte olor que provenía desde el crematorio. Cuando la policía llegó al local el jueves por la noche, tuvieron que forzar la puerta para poder entrar. Los agentes localizaron numerosos restos humanos apilados en la estancia y la bodega del crematorio, todos cubiertos con sábanas blancas o cal.
Los especialistas terminaron de sacar los cadáveres el viernes por la madrugada y los trasladaron a un instituto forense local. De momento, la Fiscalía solo confirma el número total de víctimas: 61, pero se abstiene de identificar cuántos niños, mujeres o hombres había, apelando al grado de descomposición y la necesidad de un análisis médico profundo.
El crematorio se ubica a unos 200 kilómetros del municipio Iguala, donde desde septiembre se encuentran desaparecidos 43 estudiantes de la Escuela Normal de magisterio de Ayotzinapa. A pesar de que el informe oficial aún está por emitirse, los medios locales especulan que uno de los cadáveres podría corresponder a un menor de edad. Revelan, además, que ninguno de los cuerpos estaba mutilado o había sido quemado.