En su artículo publicado por CNN, la investigadora en materia de energía, medioambiente y sostenibilidad económica señaló que el abaratamiento del crudo podría desembocar en un frenesí de consumo de combustible.
La gente e industrias tienden a usar más combustible cuando está barato y comprar vehículos que lo quemen de manera menos eficiente. Esto llevaría al aumento de emisiones de dióxido de carbono con pertinentes consecuencias medioambientales.
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Los precios altos del petróleo de la última década condujeron a una revolución energética, incentivando inversiones en vehículos eléctricos y tecnologías más limpias e inteligentes. Con los precios en picado, esta tendencia podría retroceder.
Además, el petróleo afecta a los precios de otros combustibles, como el carbón. La caída del crudo beneficia a las compañías mineras, reduciendo los costos tanto en la minería como en el transporte marítimo.
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Incentivos a la minería de carbón –la principal fuente de generación energética en Asia- llevaría al aumento de niveles de dióxido de carbono, una causa de muerte prematura de más de medio millón de personas en China, por cáncer de pulmón, derrames cerebrales y enfermedades respiratorias.