Mientras Washington se ha centrado en la política de Oriente Próximo, Rusia ha recuperado su fuerza y ha empezado a oponerse a los planes de EE.UU. en Siria e Irán, convirtiéndose en un contrapeso a la dominación estadounidense, subraya en su blog el politólogo.
"Nuestro objetivo principal [de EE.UU.] es prevenir la aparición de un nuevo rival que presente una amenaza para el orden mundial existente, como antes era la Unión Soviética. Es un aspecto dominante que define la nueva estrategia de defensa regional y nuestros motivos: evitar la dominación de una fuerza hostil [hacia los intereses de EE.UU.] en una región cuyos recursos puedan ser suficientes para apoyar el estatus de potencia mundial", señala Paul Craig Roberts.
El experto está convencido de que la política exterior de Rusia, en particular en Oriente Próximo, es un obstáculo para la solución de "la tarea principal" de Washington. La esencia de la postura agresiva de EE.UU. dirigida contra Moscú se esconde en el curso soberano de la política rusa, en la "insubordinación" rusa a la dominación mundial estadounidense.
En cuanto a la asociación de Rusia y China como un modelo único de alianza, una especie de "cooperación simbiótica", Roberts señala que EE.UU. ya ha reconocido que están sucediendo "movimientos tectónicos" en el orden político mundial y ha prestado atención a la alianza entre los dos Estados, no subordinados a la agenda de Washington.