"En EE.UU. simplemente no hay un sistema fiable y asequible de defensa contra misiles balísticos intercontinentales y misiles balísticos lanzados desde submarinos", asegura el experto Steven Pifer en un artículo publicado en la revista estadounidense 'The National Interest'.
Según Pifer, desde 1983 la historia de la defensa de misiles de Estados Unidos es una historia de "esperanzas fusionadas". En particular, la Iniciativa de Defensa Estratégica, propuesta por el presidente estadounidense Ronald Reagan en 1983, suponía que el país debería poder hacer frente a miles de ojivas, mientras que la iniciativa Protección Global Contra Ataques Limitados, presentada George Bush padre, ya fue pensada para derribar no más de 200 ojivas.
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A su vez, el programa el Defensa Nacional de Misiles, más comúnmente conocido como 'Defensa Antimisiles', lanzado durante la presidencia de Bill Clinton, implicaba la capacidad de destruir no más de un par de docenas de cabezas nucleares, prosigue Pifer.
"Cuando una vez le pregunté a un funcionario estadounidense conocedor de la materia qué haría si un misil balístico de Corea del Norte fuese lanzado en dirección a Seattle, este dijo que despediría a un grupo de interceptores GMD [con base en tierra] y cruzaría los dedos", recalcó.
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Pifer explica que estos interceptores, desarrollados durante la presidencia de George W. Bush, no han sido probados adecuadamente. "Once años después de la colocación de los primeros misiles interceptores en Alaska, el Pentágono está tratando de hacer todo lo posible para asegurarse de que funcionan de manera eficiente", señaló.
Además, Pifer añade que no se debería olvidar que conforme EE.UU. desarrolle nuevos sistemas de defensa antimisiles, otros países no se quedarán de brazos cruzados.