La operación militar emprendida por Arabia Saudita y sus aliados tiene por objetivo aniquilar los grupos rebeldes de chiíes hutíes que controlan la mayor parte de Yemen. La coalición lleva a cabo bombardeos contra la capital yemení, Saná, y varias instalaciones militares de los hutíes. Según datos de la ONU del 5 de abril, el número de víctimas de la crisis yemení desde el pasado 19 de marzo asciende a 549 personas.
De acuerdo con el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo, los ataques aéreos son la respuesta a una solicitud del presidente yemení Abd Rabbuh Mansur al-Hadi de proteger el poder legítimo frente a los milicianos hutíes.
A su vez, los rebeldes aseguran estar dispuestos a afrontar los ataques de los países de la coalición del Golfo Pérsico, incluso sin ayuda de Irán, que pasa por ser un importante aliado de los chiíes yemeníes. Por su parte, el Ministerio de Exteriores de Irán condenó el inicio de la operación militar y la describió como "una agresión".
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