Japón reconoce haber practicado vivisecciones a prisioneros de guerra estadounidenses

Por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial una universidad de Japón ha roto el silencio y ha reconocido que realizó experimentos con prisioneros de guerra estadounidenses. Se trata de los ocho tripulantes de un bombardero pesado B-29, que sobrevivieron cuando su avión fue derribado sobre Japón el 5 de mayo de 1945, informa el diario 'The Telegraph'. Los militares fueron enviados a la actual Universidad de Kyushu, donde fueron sometidos a varios ensayos clínicos salvajes, a los que no sobrevivieron.

Médicos japoneses inyectaron agua de mar a los prisioneros para estudiar si esta podía servir de solución salina. En algunos casos extirparon partes de hígado para ver si sobrevivían. Otros militares fueron sometidos a vivisección de cerebro durante experimentos para encontrar un tratamiento a la epilepsia. Los restos de las víctimas fueron conservados en formaldehído y posteriormente destruidos para eliminar las pruebas de los experimentos.

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Tras la derrota de Japón en la guerra, 23 médicos fueron acusados de llevar a cabo dichos experimentos, aunque la propia institución nunca fue condenada. Durante 70 años la Universidad guardó silencio sobre el asunto, pero el sábado pasado la Escuela de Medicina de la Universidad de Kyushu abrió una exposición sobre la historia de estudios médicos, en la cual dos piezas relatan por primera vez los experimentos mencionados, informó la agencia Kyodo.

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