La invasión militar de Yemen emprendida por Arabia Saudita mediante la operación Tormenta Decisiva no ha sido condenada por el denominado Occidente 'civilizado', y ni el Consejo de Seguridad de la ONU ni la Liga Árabe han emitido resoluciones al respecto, recuerda en una entrevista a RT el periodista internacional Pepe Escobar.
Escobar también recalca que, pese a que la responsable de política exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini, ha declarado que no se puede tolerar el bombardeo de hospitales e infraestructura básica en Yemen, es precisamente lo que la Unión Europea está permitiendo en el este de Ucrania, mientras la Cruz Roja y la Federación de Rusia tratan de exigir un alto el fuego temporal para que sea posible suministrar ayuda humanitaria a la zona.
En cuanto al conflicto en Yemen, existe la opinión de que Riad teme que los rebeldes hutíes se hagan con el control del estrecho de Mandeb, un punto estratégico para el transporte mundial de petróleo, como el estrecho de Ormuz o el canal de Suez. Sin embargo, de acuerdo con Escobar, "es un disparate" porque la Casa de Saúd nunca va a perder el control de esta zona, del golfo de Adén o de las islas Socotra.
En realidad, lo que asusta a los sauditas, según el periodista, es que la rebelión hutí en Yemen pueda sembrar las mismas ideas entre la mayoría chií de las provincias del este de Arabia Saudita, donde se ubica la mayor parte de las reservas petroleras del país. Precisamente en esta inquietud radica el entendimiento entre Arabia Saudita y EE.UU., que trata, a su vez, de impedir la posible presencia estratégica de Irán, Rusia o China en Yemen y otras regiones.
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De esa manera, a EE.UU. no le preocupa que una guerra ilegal al estilo del Pentágono ya haya sumido a Yemen en las plagas de la guerra civil y el desastre humanitario. Porque crear más caos favorece a EE.UU., que mantiene otro tipo del conflicto en la región: una guerra larga por el petróleo.