Las piezas de artillería soviéticas más destacadas en la Segunda Guerra Mundial
ZiS-3
Cañón antitanque largo de 76 mm para apoyo de división. Fue desarrollado en 1941 en la oficina de diseños de V. Grabin (proyectista de casi todos los cañones del Ejército de Tierra soviético) por su propia iniciativa (no fue un encargo del Departamento de Artillería del Ministerio de Defensa soviético). Oficialmente adoptado en 1942, muy pronto se convirtió en el principal medio de apoyo a la infantería a nivel de división demostrando su gran eficacia contra los carros de combate enemigos.
Durante la guerra se fabricaron más de 100.000 piezas de este tipo: cañones de apoyo a escala de división, cañones para tanques, cañones para lanchas blindadas, etc. El ZiS-3 fue el primer cañón del mundo cuya fabricación fue organizada en líneas de proceso ininterrumpido, sin necesidad de mano de obra altamente especializada.
Un pequeño detalle: el consumo total de proyectiles de 76 mm lanzados por cañones de la división fue de unos 74 millones de unidades, es decir, que se lanzaron más de doce proyectiles contra cada alemán, italiano, rumano, húngaro, japonés y cualquiera que peleara contra la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial.
Está considerado uno de los mejores cañones de la historia de la artillería por sus prestaciones de combate, su bajo mantenimiento y sencillez de producción y uso. Durante la presentación del cañón a Stalin, quien valoraba mucho estas dos últimas características en las armas, este dijo: "Esta pieza es la obra maestra del diseño de sistemas de artillería".
Sus principales ventajas, en comparación con sus análogos nacionales y extranjeros, fueron su fenomenal fiabilidad, su productividad y su sencillez de mantenimiento. Para la situación de la URSS en plena guerra, las mencionadas características fueron ventajas decisivas, puesto que en la mayoría de los casos la calidad de preparación del personal artillero (y de los oficiales) era bastante baja (debido a corto plazo de entrenamiento durante la guerra y la necesidad de reponer rápidamente las bajas).
Se puso de manifiesto su insuficiente potencia perforadora a raíz del lanzamiento en serie de los nuevos tanques pesados alemanes. En parte esto fue compensado con la adopción de nuevos tipos de municiones (proyectiles subcalibrados con núcleo de tungsteno o municiones de carga hueca) y otras tácticas de empleo, que permitían abrir fuego a distancias de hasta 300–500 metros o contra la parte lateral de los tanques, más vulnerable.
Los potentes cañones BS-3 de 100 mm no entraron en servicio hasta finales de 1944, pero su cantidad fue insignificante.
Presente en el inventario del Ejército Soviético después de la guerra, el ZiS-3 se exportó además a varios países.
М-30
Obús de 122 mm desarrollado en 1938 junto con el cañón ZiS-3. Se usó masivamente para el apoyo a unidades de infantería a nivel de división. Reunía alta potencia y sencillez de diseño con un bajo costo de producción. Con este obús fueron dotadas las primeras instalaciones autopropulsadas del Ejército Rojo (sobre el chasis del T-34): SU-122.
Se fabricó en serie desde 1939 hasta 1955. Participó prácticamente en todos los conflictos bélicos de la segunda mitad del siglo XX. En el presente sigue en servicio en algunos países.
ML-20
Cañón-obús de 152 mm adoptado por el Ejército en 1937. Fue la principal pieza de artillería pesada soviética durante la Segunda Guerra Mundial. Tenía un amplio espectro de uso en el apoyo de operaciones ofensivas, demostrando su total eficacia en los asaltos de ciudades y posiciones fortificadas. Sus principales ventajas fueron su alcance de fuego y su alta capacidad de maniobra.
Se fabricó en serie desde 1937 hasta 1946, pero a partir de 1943 la producción de estas piezas se redujo bruscamente. Su primer disparo en combate fue durante el conflicto armado con Japón en Mongolia en 1938.
Desempeñó un papel importante en la batalla de Kursk de 1943, resultando ser una de las pocas piezas de artillería capaces de resistir contra los nuevos carros de combate alemanes. En el presente sigue en servicio en algunos países.
Cañón autopropulsado SU-85
Vehículo antitanque dotado de un cañón largo de 85 mm. Fue desarrollado en pocos meses como respuesta a la aparición de los nuevos tanques alemanes pesados, el Tigre 1 y el Pantera, para luchar contra ellos a distancias de 500–1000 metros. Su uso principal fue contra carros de combate enemigos y la proporción de apoyo de ataque a los tanques soviéticos, siguiéndoles a distancias de unos 300 metros. Fue el principal medio antitanque hasta que a finales de 1944 fueron desarrollados los cañones autopropulsados SU-100 de 100 mm de calibre.
ISU-152
Instalación pesada de cañón autopropulsado, diseñada como nueva arma de asalto y dotada de un cañón-obús de 152 mm. De muy alta potencia cinética y muy eficaz contra fortificaciones de todo tipo y tanques pesados, fue bautizado 'cazafieras' (en alusión a los Tigres y Panteras del enemigo). Su fabricación en serie empezó en 1943.
El cañón de esta instalación fue montado sobre el chasis del tanque pesado IS, por lo cual no debe confundirse con el SU-152. El obús de esta arma podía atravesar cualquier pieza del blindaje del Tigre e incluso cortar la torrecilla del casco. Se conocen casos en los que, disparado a corta distancia, arrancó las torretas de los Panteras.
El peso de la munición era de 48 kilos, mientras que el explosivo era de 41 kilos.
Otto Carius (famoso tanquista alemán): "El proyectil cortó la pieza derecha de la cúpula del comandante. No me decapitó porque me había agachado para encender un cigarrillo. El cañón autopropulsado ruso apareció repentinamente y di la orden al artillero de que abriera fuego. Kramer tiró, y un segundo proyectil, de otro cañón, impactó en la torreta. No puedo recordar cómo dejé mi Tigre".