"Esa fue una campaña de relaciones públicas brillante (...). Los carteles transmiten mensajes simples, muy concretos que se entienden fácilmente. Son mensajes didácticos y educativos que decían a la gente qué tenía que hacer y cómo debía ser", subrayó el fotógrafo Edward Opp en declaraciones a RT.
En la URSS la propaganda popular espectacular tomó una envergadura sin precedentes. Estaba dirigida tanto a los militares profesionales como a los voluntarios, tanto a adultos, como a niños. Fomentaba el orgullo nacional, el patriotismo, el sentido del deber y estaban por todos lados, no dejando espacio a la desmoralización.
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Con el inicio de la Gran Guerra Patria —la parte de la Segunda Guerra Mundial en la que participó la Unión Soviética—, los carteles dominaron todos los ámbitos de la vida: estaban en las escuelas, en la prensa, en las calles, en las paredes de los edificios. Unos 'dibujos animados' propagandísticos se mostraban en cada cine y obligatoriamente precedían cualquier película, fuera un 'cine móvil' en el frente o en aldeas remotas.
"Allí todo estaba muy bien pensado. Lo que salta a la vista en los carteles soviéticos de la II Guerra Mundial son las emociones. Cuando vemos en un cartel a una abuela diciendo: 'Hijo, ayúdanos', eso es muy pasional, muy ruso, pero afecta a las emociones de todos, incluso la gente occidental no queda indiferente. Yo creo que esa campaña fue una parte importante de la victoria soviética en la Guerra", concluye Opp.
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