Algunas de las batallas más sangrientas y feroces de la Gran Guerra Patria decidieron el destino de este conflicto que cambió el devenir de la historia. Muchos de quienes participaron en la lucha estaban condenados desde el principio, pero nunca se rindieron.
La defensa de la fortaleza de Brest
Aproximadamente 10.000 defensores de la fortaleza de Brest fueron rodeados en junio de 1941 durante el demoledor avance nazi conocido como 'blietzkrieg' o 'guerra relámpago'. Sin embargo, los soviéticos opusieron una férrea resistencia, alargando el asedio más de lo esperado. Años después, en los muros de las catacumbas los historiadores encontraron una inscripción en una de las paredes que reza: "Me muero, pero no me rindo. Adiós, Patria".
La batalla de Moscú
En la batalla de Moscú, entre octubre de 1941 y principios de 1942, la máquina imparable de los nazi fue derrotada por primera vez en el campo de batalla. Los defensores soviéticos perdieron unos 2 millones de vidas, mientras que el ejército alemán perdió medio millón de hombres.
La batalla de Stalingrado
El 28 de julio del 1942 Stalin firmó su famosa orden №227 "¡Ni un paso atrás!" que acató el ejército soviético. La batalla de Stalingrado fue uno de los episodios más dolorosos y cruentos de la historia de la Gran Guerra Patria. El ejército soviético consiguió defender la ciudad frente al asedio nazi, pero a costa de unos 1,1 millones de vidas. Tras ocho meses de feroces y sangrientos combates, casa por casa, las fuerzas nazis fueron derrotadas y la batalla de Stalingrado marcó el punto sin retorno del avance nazi en la URSS.
La batalla de Kursk
La batalla de Kursk es conocida como el mayor choque de tanques en la historia: más de 8.000 vehículos blindados, 5.000 aviones y 3 millones de soldados lucharon por ambos lados, cerca de la ciudad de Kursk, a unos 500 kilómetros al suroeste de Moscú. Gracias a los logros de los soldados soviéticos en esta batalla, el Ejército Rojo inició una contraofensiva, en resultado de la cual a principios de agosto fueron liberadas las ciudades de Oriol y Bélgorod.
La toma de Berlín
La batalla por Berlín, la final gran ofensiva de la Segunda Guerra Mundial involucró 3,5 millones de soldados y duró dos semanas. Desde su búnker, Adolf Hitler enviaba órdenes para luchar, mientras más de 1 millón de soldados soviéticos y aliados rodearon la capital alemana. Después del suicidio de Hitler, sus generales capitularon.