Joseph Dwyer, científico atmosférico en la Universidad de New Hampshire, EE.UU., realizó hace seis años un vuelo de investigación a bordo de un Gulfstream V equipado para medir rayos gamma atmosféricos cuando se vio envuelto en una tormenta. "Realmente pensé que iba a morir", afirma.
Según han descrito los protagonistas en la revista especializada 'Nature', el aparato atravesó una misteriosa nube de antimateria y los sensores instalados a bordo del avión captaron tres enormes picos de rayos gamma de 511 kiloelectronvoltios, prueba de que los electrones colisionaron con su antipartícula, el positrón, en un proceso conocido como aniquilación.
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Cada pico de rayo gamma presentó una duración de una quinta parte de segundo: Dwyer y sus colaboradores aseguran que fueron acompañados por otros rayos gamma con ligeramente menos energía. Los científicos concluyeron que esos rayos gamma habrían perdido energía como resultado de viajar a cierta distancia y calcularon que una nube de positrones de breve duración (de uno o dos kilómetros) habría rodeado la aeronave. En cuanto al origen de esta nube, el equipo aún no ha encontrado una respuesta. "Hemos intentado modelar la producción de positrones durante cinco años", relata Dwyer.
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Los electrones que se producen tras una descarga eléctrica en las nubes se aceleran casi a la velocidad de la luz y pueden generar rayos gamma que, a su vez, pueden generar pares de electrones y positrones. Sin embargo, el equipo de científicos no halló suficientes rayos gamma con la energía necesaria para producirlos.
Asimismo, otra de las explicaciones la posible detección de antimateria estriba en la existencia de rayos cósmicos, pero esta hipótesis fue descartada ya que se habría generado un tipo de radiación que no figuró en los datos registrados.