Banderas albanesas hondean en las calles de la ciudad macedonia de Tetovo, de mayoría albanesa. La población aquí es mixta, las dos etnias han aprendido a vivir juntas y compartir su día a día. "Yo soy de aquí y veo una gran diferencia entre lo que pasaba en 2001 y ahora. El pueblo ahora sabe que no hay sitio para los terroristas y que deben vivir todos juntos. Eso vale no solo para Macedonia sino para todos los Balcanes", asegura un joven habitante de la ciudad.
"En este momento las relaciones interétnicas están en el mejor nivel. Algunos utilizan el Gobierno corrupto para enfrentarnos, pero eso no pasará, porque nacimos en un ambiente mixto. Lo que tenemos que arreglar es nuestra economía. Una nación que está bien económicamente no piensa en las diferencias étnicas", opina otro autóctono. Pero los recientes ataques terroristas recordaron a muchos los tristes acontecimientos de hace 14 años.
En enero de 2001 miembros del grupo autodenominado Ejército de Liberación Nacional (ELN), calificado por la ONU como grupo terrorista, empezaron a atacar a las fuerzas de seguridad macedonias. El conflicto duró casi un año. Finalmente se llegó un acuerdo —el acuerdo de Ohrid— que establecía un alto el fuego y según el cual los albaneses, que constituyen alrededor del 25% de la población, obtuvieron más derechos y prometieron a renunciar cualquier demanda separatista, mientras que los insurgentes albaneses se comprometieron a desarmarse.
No creo que ningún político razonable pueda permanecer indiferente ante eso ni dejar de expresar su categórico rechazo a estas ideas
Pero a pesar de las promesas y acuerdos, vuelve a resurgir la idea de la creación de la Gran Albania. "Nosotros estamos muy preocupados por los llamamientos a crear la Gran Albania, porque llevarán a otro derramamiento de sangre en los Balcanes. No creo que ningún político razonable pueda permanecer indiferente ante eso ni dejar de expresar su categórico rechazo a estas ideas. Los sucesos de Macedonia demuestran que el país y otras partes de los Balcanes son todavía inestables y tememos estar ante una muestra de acciones terroristas bien planeadas", opinó el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov.
La población, independientemente de su pertenencia étnica, confirma que en el país reina un ambiente de unidad, pero no puede esconder sus preocupaciones. "Es normal tener miedo cuando escuchas que matan a gente, que mueren policías. Lo que ha pasado en Kumanovo es parecido a una guerra, parece que estemos al borde de un enfrentamiento y eso sería horrible", comenta un estudiante local.