Según 'Der Spiegel', durante los días malos del 2012 los altos funcionarios de Berlín y Bruselas temían el efecto domino de una posible salida de Grecia de la eurozona, que reverberaciones en los mercados financieros hundieran a otros deudores problemáticos como Italia, Portugal y España.
"Hoy en día su visión se ha invertido. Han adoptado la 'teoría de cadena', en la que la cadena entera se vuelve más fuerte cada vez que pierde un eslabón débil", explicó el medio alemán.
Lo que ha cambiado es que la UE ahora se encuentra en una posición más favorable para hacer frente a una crisis financiera de uno de sus miembros.
Relajar la deuda de Grecia crearía un mal precedente que impulsaría a la izquierda de países como España a pedir condiciones semejantes
Ha establecido un fondo de rescate, el Mecanismo Europeo de Estabilidad. Además, el Banco Central Europeo (BCE) ha venido acaparando bonos para reavivar la economía de la región y como efecto secundario impedir que la crisis griega contagie a otros países.
Anteriormente parecía posible que el 'Grexit' produjera pánico entre los inversores globales, induciéndoles a liquidar bonos italianos y españoles, ante el miedo de que dichos países siguieran el ejemplo griego.
Esto, en su momento, haría disparar los costes de prestación para estos países, deteriorando sus finanzas nacionales.
Pero el programa lanzado por el BCE para comprar bonos por 60.000 millones de euros cada mes ha tranquilizado a los inversores, dando a entender que interferiría para apaciguar cualquier pánico en los mercados, escribe el portal Slate.
Si Grecia sale y sobrevive, su ejemplo podría impulsar a España y otros países a los que la UE ha impuesto medidas de austeridad, a abandonar también la eurozona
Esto ha afectado el análisis de costo-beneficio en torno a la permanencia de Grecia en la unión monetaria.
Lo que ahora más preocupa a Alemania y al norte de Europa es que ceder a las solicitudes de relajar la deuda de Grecia crearía un mal precedente que impulsaría a la izquierda de países como España a pedir condiciones semejantes.
En pocas palabras, en vez de poner freno a un contagio financiero, se están fijando en impedir un contagio político.
Sin embargo, si Grecia sale y sobrevive, su ejemplo podría impulsar a España y otros países a los que la UE ha impuesto medidas de austeridad, a abandonar también la eurozona, o por lo menos demandar un tratamiento más suave. En cuyo caso, la teoría del efecto dominó resultaría ser cierta.