El politólogo Hussain Nadim, de la Universidad de Sídney, explica que las guerras entre Estados y otros conflictos tradicionales entre grupos o instituciones representan solo una parte del área de interés del Estado Islámico (EI), organización terrorista cuya mayor fortaleza es su estrategia engañosa.
En su artículo publicado en el portal Interpreter, el analista pakistaní que trabaja en Australia precisa que el EI tiene dos clases de enemigos: los lejanos (países occidentales) y los cercanos (población musulmana de estos Estados).
Según Nadim, el hipotético reclutamiento de musulmanes occidentales con el objetivo de que combatan en Siria e Irak solo es una estrategia para encubrir el fin general del EI: sembrar desconfianza y hostilidad hacia la población musulmana en los países occidentales, lo que llevaría a la marginalización de esta parte de la sociedad.
Radicalizando a los que profesan el islam, los Gobiernos fomentarán la creación en su seno de una fuerza destructiva que derrumbará la estructura social y política, siendo una mayor amenaza que los ciudadanos convertidos en yihadistas que luchan por el 'califato' en Oriente Medio.