El caza desempeña su rol de acompañamiento en los ataques aéreos de la potencia norteamericana y sus aliados al Estado Islámico. Varios expertos están desconcertados por el uso que Washington le está dando al avión. Uno de ellos, Loren Thompson, director del Instituto Lexington, afirma: "Esa no es la tarea para la que el F-22 fue concebido.(...) No creo que la guerra contra el EI sea un motivo suficiente para que los pilotos del F-22 se sienten con frecuencia a los mandos del avión. Así lo informa 'Die Welt'.
El F-22 actuó solo 204 veces durante los casi diez meses de lucha contra el Estado Islámico. Durante sus vuelos logró atacar unos 60 objetivos en tierra y lanzar 270 bombas. Estas cifras pueden parecer elevadas, pero no en comparación con el saldo de la flotilla de EE.UU. y sus aliados, que durante el mismo periodo realizaron casi 44.000 vuelos y atacaron 7.900 objetivos.
Sin embargo, este no es el único caso de mala gestión de gastos relacionados con el F-22. En abril una comisión especial del Senado de EE.UU. llegó a la conclusión de que, "pese a sus cualidades únicas, los F-22 no se pueden utilizar en la guerra moderna".
Harold Simmons, uno de los principales donantes del Partido Republicano, también se pronunció de la siguiente manera en el marco de la comisión: "Les pido que expliquen cómo es posible que un avión en el que se gastaron 80.000 millones de dólares sea incapaz de realizar sus tareas".