Los intercambios diplomáticos entre los primeros ministros indio y paquistaní, Narendra Modi y Nawaz Sharif, respectivamente, han sido exitosos en cuanto a su impacto visual, pero bajos en contenido. Mientras tanto, se dan muchas condiciones para que estalle una crisis en medio de este ambiente tenso, más aún si la autoría de un ataque terrorista en suelo indio como el del pasado lunes se vincula a grupos extremistas apoyados por los Servicios internos de Inteligencia de Pakistán (ISI), según señala la analista Julia Thompson, en un artículo publicado por 'The National Interest'.
"Estas tensiones crecientes hacen más difícil el manejo de la crisis y aumentan el riesgo de un conflicto de dimensiones nucleares", advierte Thompson.
Solo en 2013 se registraron violaciones del alto el fuego en la así llamada Línea de Control en el 21% de los días. La investigadora subraya que "la violencia alcanzó su nivel más alto desde la crisis de 2001-2002 provocada por el ataque de diciembre de 2001 perpetrado por extremistas basados en Pakistán contra el Parlamento de la India". Este ataque, acompañado por tiroteos a lo largo de la Línea de Control, "casi derivó en una guerra", recuerda Thompson.
Estas tensiones crecientes hacen más difícil el manejo de la crisis y aumentan el riesgo de un conflicto de dimensiones nucleares
Según su análisis, el aumento de la violencia a lo largo de la Línea de Control y cerca de la frontera entre India y Pakistán es un indicador "claro y preocupante" del deterioro de las relaciones entre la India y Pakistán a una escala más amplia, y hace menos probable que se registre un progreso diplomático significativo entre ambos países.
En este sentido, las condiciones para una nueva crisis están servidas, advierte la analista. "Una forma para que la India y Pakistán estabilicen las relaciones sería restablecer un cese el fuego. India y Pakistán no han acordado nuevas medidas de confianza desde 2007. Apaciguar la Línea de Control sería un buen lugar para empezar", concluye Thompson.