Después del acuerdo nuclear con Irán, EE.UU. necesitaba la prolongación de las sanciones contra Rusia para poder volver a competir con estos dos países, unos de los pocos que tienen política exterior independiente, opina el analista del portal Foreign Affairs, Gregory Copley, en una entrevista con RT.
El Departamento de Estado de EE.UU. y el presidente Barack Obama obtuvieron lo que querían conseguir con el acuerdo nuclear con Irán: confianza ciudadana y apoyo a nivel nacional de su política exterior. Pero ahora Washington tiene que volver a apoyar a sus antiguos aliados, Turquía, Arabia Saudita y otros, para impedir las ganancias de Rusia en Oriente, explica el experto en asuntos de defensa.
"Los medios occidentales se apresuran a señalar que la economía rusa creció sólo un 1,5 por ciento y estuvo cayendo durante dos trimestres. Pero lo mismo podría decirse de la economía estadounidense, cuyo crecimiento actualmente es negativo", comenta Copley, explicando que las sanciones no son eficaces como método de regulación de los conflictos internacionales.
Las sanciones no tienen impacto político, porque la élite que toma decisiones no las sufre, las sufre la gente común
El analista afirma que "en realidad, las sanciones no están ayudando a nadie, todo lo contrario, aumentan la creciente brecha entre UE y EE.UU. Los países de la OTAN se muestran divididos, Europa y EE.UU. también. Si EE.UU. sigue prolongando las sanciones contra Rusia, la situación sólo va a empeorar, lo que tendrá un efecto perjudicial, sobre todo en los Estados de la Unión Europea".
Otro experto entrevistado por RT, el profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad del Sur de California, Patrick James, comparte la opinión de Gregory Copley: "Las sanciones no tienen impacto político, porque la élite que toma decisiones no las sufre, básicamente las sufre la gente común".