La situación actual ha "llegado al borde de la guerra" y "actualmente es prácticamente incontrolable", ha sostenido Myong-hun según la agencia Yonhap. El enviado ha comunicado, además, que su delegación ha solicitado una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU.
Su declaración coincide con el anuncio de la Administración de Kim Jong-un de que han finalizado las preparaciones para una posible acción militar.
El 20 de agosto las dos Coreas intercambiaron fuego de artillería en la frontera. Según el Sur, que por su parte también ha pedido la reunión del Consejo de Seguridad, los primeros en atacar fueron los militares norcoreanos, que dirigieron su fuego contra uno de los altavoces utilizados para emitir propaganda contra el Gobierno de Kim Jong-un.
Pionyang, a su vez, niega ser responsable de la agresión, pero ayer comunicó a su vecino que si este continuaba con la guerra psicológica iniciaría acciones militares y le dio un ultimátum de 48 horas para que cesara las emisiones propagandistas.
La declaración de Myong-hun llega después de un comunicado del Ministerio del Exterior norcoreano en el que anuncia estar dispuesto "a una guerra total". "Nuestro Ejército y nuestro pueblo están preparados no solamente para una respuesta o represalia, sino también para una guerra sin cuartel y defender cueste lo que cueste el sistema de Gobierno que han elegido", reza el documento.