En un contexto de nuevas oportunidades que crea el calentamiento de los océanos, diferentes países están luchando por el Ártico, incluidas sus aguas territoriales, las rutas de tránsito y, sobre todo, sus recursos naturales, en una rivalidad que algunos ya han denominado una nueva Guerra Fría, publica 'The New York Times'.
Algunos legisladores del Congreso estadounidense, analistas e incluso funcionarios del gobierno advierten que EE.UU. se está quedando atrás, principalmente en comparación con Rusia, en la preparación para las realidades medioambientales, económicas y geopolíticas a las que se enfrenta la región. "Ya durante cierto tiempo hemos estado quejándonos sobre la falta de capacidad de nuestra nación de sostener cualquier tipo de presencia significativa en el Ártico", ha comentado el almirante Paul F. Zukunft, comandante de la Guardia Costera.
El periódico señala que la Guardia Costera no dispone de suficientes naves para controlar la navegación activa a través del estrecho de Bering y la pesca en la región. La flota de la Guardia está envejeciendo. Las telecomunicaciones por encima de las latitudes más altas son escasas y el extremo norte de Alaska no tiene instalaciones de puertos de aguas profundas para apoyar la actividad marítima aumentada. "Todas estas deficiencias requieren inversiones que el atasco político, las restricciones presupuestarias y la burocracia han contenido durante años", denuncia el medio.
Rusia, por el contrario, está construyendo diez nuevas estaciones de búsqueda y rescate, distribuidas en puertos a lo largo de la mitad de la línea de la costa del Ártico. Asimismo, el país ha aumentado su presencia militar en la región, reabriendo bases abandonadas después del fin de la Unión Soviética, señala el artículo. Este mes, Rusia ha vuelto a presentar su reclamo a la ONU para una vasta zona en el océano Ártico basada en la extensión geológica de su plataforma continental.
"EE.UU. realmente ni siquiera está en este juego", ha lamentado el almirante Zukunft. "Cuando Rusia envió el Sputnik al espacio exterior, ¿acaso nos quedamos sentados con gran fascinación y dijimos 'bien por la Madre Rusia'?", se ha preguntado el almirante.
"El Ártico es una de las últimas grandes fronteras de nuestro planeta", anunció Barack Obama en mayo de 2013. No obstante, la cuestión sobre qué tipo de frontera va a ser, —ya sea un dominio ecológico o un motor económico, una zona de cooperación o confrontación internacional— está en el centro de la actual competición geopolítica.
La creciente divergencia sobre la respuesta ha dividido profundamente a EE.UU. y sus aliados por un lado, y Rusia por otro. En este sentido es indicativo que un informe del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos, dedicado a las actividades rusas en el Ártico, ha recibido el nombre de "La nueva Cortina de Hielo".