Lucha por la tierra: denuncian que sicarios masacran a indígenas en Brasil

En un esfuerzo por impulsar nuevos proyectos de inversión, el Gobierno brasileño y las empresas transnacionales han estado adueñándose de tierras indígenas ancestrales, lo que ha provocado un aumento de asesinatos de indígenas en Brasil.

Según el informe 'La violencia contra los pueblos indígenas en Brasil', publicado recientemente por el Consejo Indigenista Misionero (CIMI, por sus siglas en portugués), el número de indígenas muertos en el país creció un 42% entre 2013 y 2014. 138 casos fueron registrados oficialmente. La mayoría de los asesinatos fueron llevados a cabo por sicarios contratados por personas que tienen intereses económicos en territorios concretos, dice un artículo de la página web de la organización sin fines de lucro estadounidense Truthout.

Los estados de Mato Grosso do Sul, Amazonas y Bahía figuran frecuentemente en las estadísticas. Un caso emblemático fue el brutal asesinato de la mujer indígena Marinalva Kaiowá en noviembre de 2014. Kaiowá vivía en territorios recuperados que durante más de 40 años fueron reclamados por el pueblo guaraní como la tierra de sus antepasados. Marinalva fue apuñalada dos semanas después de asistir a una protesta con otros líderes indígenas en el Supremo Tribunal Federal en el Distrito Federal de Brasilia. El grupo protestaba contra una decisión judicial que había anulado el proceso de demarcación del territorio indígena de la Guyraroká.

En adición a ello se registra un flujo constante de personas obligadas a desplazarse a territorios pequeños después de haber sido desplazados por proyectos de desarrollo económico, como en el caso del estado de Mato Grosso do Sul, donde la mayoría de la población indígena, más de 40.000 personas, vive concentrada en pequeñas reservas. Se trata de comunidades que están expuestas a los asesinatos por sicarios contratados, carecen de educación, viven en condiciones de salud deplorables y no tienen cubiertas las necesidades básicas. Las tasas de mortalidad infantil en estas comunidades son altas y crecientes: según las estadísticas oficiales, el año pasado murieron 785 niños de entre 0 y 5 años.

"Los guaraníes, principalmente los de Mato Grosso do Sul, somos las principales víctimas de las masacres y la violencia", denuncia Araqueraju, el líder indígena de Guaraní Kaiowá. "Han asesinado a muchos de nuestros líderes, han derramado mucha sangre porque estamos luchando por el respeto y la demarcación de lo que queda de nuestros territorios que el Gobierno no quiere reconocer".

El aumento del número de asesinatos se debe en gran parte a las políticas de desarrollo, sobre todo en el sector energético, puestas en marcha por el Gobierno brasileño.