"La razón fundamental de todo lo que está pasando es la renovada atención hacia Siria y la necesidad de encontrar una solución política. Teníamos la esperanza de lograr esto mediante el uso de las zonas de exclusión aérea", dijo un diplomático europeo, citado por 'The Financial Times'.
La semana pasada, Rusia desplegó en la base aérea de Jmeimim, cerca de la ciudad siria de Latakia, cazas Su-30SM, según reveló el representante de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia, Ígor Klímov. "Se trata de un caza súper maniobrable con un empuje vectorial variable que ya entró en servicio hace unos años", declaró el militar, citado por RIA Novosti.
Este avión pertenece a la generación 4++ y está diseñado para misiones de superioridad aérea, así como para destruir objetos en tierra y en el aire. "El Su-30SM está equipado con misiles de guiado térmico —con un alcance de hasta 30 kilómetros—, además de otros misiles guiados por radar, cuyo alcance es de hasta 60 kilómetros, con lo que pueden destruir cualquier objeto volador sospechoso", comentó Klímov.
Desde el mar, la base está protegida principalmente por el crucero de misiles Moskva, que cuenta con unidades antiaéreas S-300, capaces de alcanzar casi a cualquier avión militar en un rango de 150 kilómetros.
"Debido al despliegue de las fuerzas rusas, el establecimiento por parte de Estados Unidos y de sus aliados de cualquier tipo de zonas de exclusión aérea sobre el modelo libio es ahora imposible. A no ser que la coalición esté realmente dispuesta a derribar aviones rusos", afirma Justin Bronk, analista del 'Royal United Services Institute'.
En marzo de 2011 el Consejo de Seguridad de la ONU autorizó una intervención en la guerra civil en Libia bajo el pretexto de proteger a la población civil. La imposición de una zona de exclusión aérea contribuyó al posterior asesinato del entonces mandatario libio Muammar Gaddafi.