Las pruebas del asiento eyectable del caza más caro del Pentágono, el F-35, realizadas en modo de vuelo lento el pasado agosto revelaron que el asiento US16E construido por el contratista Martin-Baker realiza un impulso excesivo hacia delante, lo que, en combinación con el empuje del disparo del asiento expulsado de la aeronave, quebró el cuello de un maniquí de peso ligero, informa el portal Defense News.
La Fuerza Aérea estadounidense ya ha prohibido a los pilotos que pesen menos de 61 kilogramos que vuelen en aviones cuya sobrecarga alcance 5G hasta que el problema se resuelva.
No hay muchos pilotos militares que pesen 60 kilos. Sin embargo, incluso un piloto más robusto podría enfrentar espondilolistesis (dislocación de las vértebras) en situación de eyección. En consecuencia, en esta etapa, una evacuación de emergencia de los pilotos F-35 podría convertirse en un arriesgado juego de ruleta rusa para los pilotos, indica el portal.
Mientras tanto, el programa más caro en la historia del Pentágono, el del F-35, valorado en 350.000 millones de dólares, ya se ha retrasado en más de ocho años, puesto que los problemas, incluidos fallos de 'hardware' y de 'software', no han hecho más que aumentar.
A ello se suma que el rendimiento real en combate de los F-35 Joint Strike Fighter ha sido criticado por ser inferior al de los aviones estadounidenses y extranjeros.