Los soldados de las fuerzas gubernamentales sirias no ocultan ahora su optimismo: las circunstancias están de su parte. Tras los bombardeos rusos, tienen la posibilidad de expulsar a los yihadistas de las ciudades de las que estos se sentían dueños. La ofensiva se realiza en varias direcciones. Unas de ellas tiene lugar sobre las estratégicas provincias de Hama e Idlib.
A pesar de abandonar sus posiciones y de encontrarse en retirada, los terroristas representan aún una gran amenaza. La ofensiva de las tropas de Bashar al Assad contra el EI tampoco se ha librado de bajas entre sus soldados. La aviación rusa ha logrado mermar en gran medida las fuerzas de los yihadistas que controlaban la ciudad de Atshan, en Hama. Pese a las complicadas condiciones los militares rusos, como se habían comprometido, no tocaron un edificio muy importante: la mezquita.
Los soldados sirios revelaron que, antes de marcharse, los terroristas, que decían luchar en nombre de Alá, colocaron explosivos en los minaretes. Además, los soldados sirios encontraron en los arsenales el equipamiento que Occidente había suministrado a la oposición y que, posteriormente, acabó en manos de los terroristas.
"Aquí hay varios sacos con explosivo C4, distintos materiales explosivos y proyectiles, granadas de fabricación casera, aquí está la ayuda llegada de Arabia Saudita para el Frente Al Nusra y sus amigos en Siria", explicó un soldado a RT.
De esta manera, sigue adelante la marcha de las tropas gubernamentales. La aviación rusa, por su parte, sigue prestando un serio respaldo en la lucha con los yihadistas para que esa persecución no se detenga.