"El objetivo conceptual se basa en mi deseo de convertir este territorio en un país real. Creo que no va a ocurrir. Es imposible, pero lo hago mecánicamente, trato hacerlo realidad", explica Zaq Landsberg en una entrevista para el canal KSL-TV.
Zaq Landsberg ya ha diseñado una bandera con los colores rojo y amarillo, pasaportes de aspecto oficial e incluso ha levantado una puerta fronteriza que custodia un robot de gran tamaño.
Aunque es consciente de que Zaquistán nunca será reconocido como país independiente, Landsberg afirma que el proceso de construcción le sirve para realizar una exploración artística. Su deseo es estudiar los límites de los conceptos de la propiedad de la tierra y la soberanía.
I've been to Zaqistan and I still can't describe it. But, it's out there...in the Utah desert. @KSL5TV at 10. pic.twitter.com/og513fNxkX— Alex Cabrero (@KSL_AlexCabrero) 19 октября 2015
Cuando Landsberg, acostumbrado a vivir en ciudades de gran tamaño, compró estas tierras hace diez años por 610 dólares le asombró su aislamiento. Están situada a unos 96 kilómetros de la ciudad más cercana y a 24 kilómetros de una carretera asfaltada.
El joven tiene ya un lema para Zaquistán:"Algo de la nada".