"¡Que dios proteja а la Iglesia italiana de cualquier forma de poder y dinero! La pobreza evangélica es creativa (...) Prefiero una Iglesia que esté herida, hambrienta y sucia, en lugar de una Iglesia enferma por estar confinada y aferrada a su propia seguridad. No quiero una Iglesia preocupada por ser el centro y que termina encerrada en un manojo de obsesiones y procedimientos", afirmó el pontífice en una larga alocución en la catedral de Santa María del Fiore de Florencia ante la Conferencia Episcopal italiana.
El papa ya había expuesto ideas similares por escrito en 2013, pocos meses después de ser elegido pontífice. Entonces en Francisco explicaba que su esperanza era reformar la Iglesia para convertirla en una organización al servicio de los pobres y oprimidos en un mundo obsesionado con los beneficios económicos.