Un guardia de seguridad, que pidió ser identificado solo por su nombre, Zouhei, dijo que se descubrió que el atacante llevaba un chaleco explosivo cuando intentaba entrar en el estadio 15 minutos antes del comienzo del partido.
Cuando se alejaba del control de seguridad, el atacante, según explica Zouhei, detonó el chaleco, cargado con explosivos y metralla, según confirma el fiscal de París François Molins. Zouhei no lo vio con sus propios ojos, pero fue informado de lo sucedido por otros agentes de seguridad.
Tres minutos más tarde, otra persona también se inmoló fuera del estadio y un tercer atacante suicida detonó una bomba en un local de la cadena McDonald cercano, según la Policía. Un civil murió en estos ataques.
Pese a que el presidente francés y los ministros de Exteriores de Alemania y Francia fueron evacuados del estadio, el partido no fue suspendido. Una vez terminado el juego, el público tuvo que esperar 20 minutos para poder abandonar el lugar. Finalmente, cuando salieron del estadio y conociendo ya la noticia, los aficionados cantaron el himno nacional francés en solidaridad con las víctimas.
El 13 de noviembre quedará marcado por la serie de atentados ocurridos en París. La capital francesa sufrió ataques coordinados: varias explosiones cerca del Estadio de Francia, tiroteos en dos restaurantes, en un bar, en un centro comercial y una toma de rehenes en una sala de conciertos.