"Estoy orgulloso de ser francés y los acontecimientos en París me han dejado afectado como a todos. Pero no estoy en estado de 'shock'. Conozco al Estado Islámico", confiesa Nicolas Hénin en el diario británico 'The Guardian'.
Inmersos en su propio mundo, los yihadistas creen que la comunidad internacional los percibe como superhéroes invencibles que no se detendrán ante nada. Esta es la imagen que desean crear, pero ello debe más al marketing que a la realidad. Esta es mucho más patética: el periodista los califica como "unos niños de la calle obsesionados con la ideología y el poder".
Los terroristas están al tanto de las últimas noticias y les entusiasma cada señal de miedo, racismo, xenofobia, división y reacción excesiva o exagerada que despiertan. "En Siria me di cuenta de que el Estado Islámico añoraba provocar represalias. No debemos caer en la trampa," destaca Hénin.
Convencidos de que los no musulmanes no quieren vivir con las comunidades que profesan la fe islámica, los terroristas buscan y utilizan cada pretexto y cada prueba que sostenga esta idea para justificar sus crímenes. Asimismo, las imágenes de los alemanes saludando la llegada de los refugiados no encajan con su percepción del mundo: justamente la tolerancia y la unidad es lo que no quieren ver.
Hénin opina que el Estado Islámico perderá la guerra que ha desatado contra la humanidad. Mientras los políticos negocian medios más eficaces para poner fin al terrorismo, el periodista francés propone su propia solución: permanecer fuertes y firmes para no dejar que los terroristas impongan el miedo. Según el periodista, los bombardeos los esperan, pero lo que los atemoriza de verdad es nuestra unidad.