¿Por qué los portaviones de EE.UU. son impotentes frente al armamento ruso?
La amenaza más obvia para cualquier portaviones de hoy es el misil antibuque ruso Granit, el más avanzado de su clase en servicio.
Tiene un alcance de 625 kilómetros, 100 kilómetros más que el de la modificación antibuque del misil estadounidense Tomahawk y tres veces superior al del principal misil antibuque de EE.UU., Harpoon.
La velocidad de crucero de Granit es de 660 metros por segundo, que se acelera en la fase final a un kilómetro por segundo, tres veces más que los dos misiles estadounidenses.
Un grupo de misiles Granit que vuele maniobrando a poca altura sobre el agua es capaz de superar cualquier defensa naval antimisiles, señala el medio. Su poder explosivo permite hundir un destructor o un crucero con un solo impacto y dado que es capaz de portar explosivos nucleares, un impacto directo no es necesario.
Según expertos, tan solo son necesarios ocho a diez impactos de Granit con explosivos convencionales para destruir un portaviones. Los misiles Granit se despliegan tanto en buques de guerra como en submarinos estratégicos.
Otra amenaza a los portaviones estadounidenses procede del Shkval, el torpedo más rápido del mundo. Este torpedo tarda un segundo en recorrer 100 metros sin dejar ninguna opción de maniobra a ningún buque moderno, sea de superficie o sumergible.
El misil emplea un efecto de supercavitación, creando una bolsa de aire que reduce la fricción y le permite literalmente "volar bajo el agua" a más de 380 kilómetros por hora.
Al igual que el misil Granit, expertos militares estadounidenses han descrito el Shkval como un 'asesino de portaviones'.
Además, el poderío de la flota de portaviones de EE.UU. se ve eclipsado por el desarrollo de equipos de radiolocalización que detectan cazas sigilosos basados en portaviones.
EE.UU. ya ha reconocido que sus defensas son impotentes ante los radares de baja frecuencia rusos y chinos.