El control sobre vastos territorios en Siria e Irak abre al Estado Islámico una serie de amplias posibilidades para desarrollar sus experimentos, según afirman las autoridades iraquíes. Así, la organización tiene "libertad total para elegir lugares para sus laboratorios y plantas de producción y dispone de un amplio rango de expertos, tanto civiles como militares, que pueden ayudarles", afirma un oficial mayor de Irak, citado por 'ABC'.
Asimismo, los extremistas han conseguido atraer a varios expertos de diferentes países para hacerlos trabajar en sus proyectos químicos. Entre los especialistas se encuentran científicos del sudeste de Asia y miembros de las ya disueltas Autoridades de Industrialización Militar de Sadam Husein. De este modo, si los terroristas consiguen producir armas químicas, sobre todo gas nervioso, serían una "amenaza no solo para Irak, sino para todo el mundo", detalla Hakim al-Zamili, jefe del Comité de Seguridad y Defensa del Parlamento de Irak.
Sin embargo, a pesar de que la organización terrorista del EI ya usó gas mostaza en el campo de batalla, las autoridades europeas y estadounidenses ponen en duda las capacidades que poseen los terroristas de crear complejas armas químicas para posibles ataques terroristas, puesto que les faltan recursos y tecnología, subraya la misma fuente.