El nuevo bombardero estratégico que está proyectando la Fuerza Aérea de Estados Unidos, el Long-Range Strike Bomber, conocido también como LSR-B o B-3, "puede convertirse en un desastre", sostienen Tom Collina y Will Saetren, especialistas en el campo de seguridad global de la Fundación Ploughshares.
El Long-Range Strike Bomber se desarrolla en el marco del "programa de reconstrucción del arsenal nuclear de Estados Unidos, por un valor de un billón de dólares, que no tiene nada que ver con la realidad", afirman los expertos en su artículo publicado en el portal Aviation Week Network. Según los analistas, la Fuerza Aérea debe cancelar el proyecto de desarrollo del B-3 para "acabar con la carrera a toda velocidad hacia el desastre".
Uno de los principales problemas que destacan Collina y Saetren, es el precio. La Fuerza Aérea planea construir 100 aviones por un valor de 550 millones de dólares cada uno, y gastar unos 21.000 millones de dólares en el desarrollo del proyecto, lo que significa que éste costará dos veces más de lo previsto. Otros proyectos de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, entre ellos el desarrollo de aviones de combate F-35 y F-22, también implicaron sobrecostos masivos. Los contribuyentes de EE.UU. no apoyan proyectos de este tipo, por eso "creer que el Congreso comprará un centenar de estos aviones [B-3] significa ignorar la historia", señalan los expertos.
Otro problema que subrayan Collina y Saetren está relacionado con las misiones de combate. Según los planes de la Fuerza Aérea, el nuevo bombardero estratégico será capaz de superar los sistemas de defensa aérea para entrar en el espacio aéreo del enemigo y lanzar bombas guiadas de alta precisión. Sin embargo, en los bombarderos B-3 también se planea colocar misiles crucero con ojivas nucleares, que se utilizan con el mismo fin: superar los sistemas de defensa aérea. Según Saetren y Collina, armar un B-3 con misiles crucero es "lo mismo que utilizar un equipo de arquería en un ring de boxeo".
"En vez de dejar a su sucesor un proyecto irrealizable, el presidente Obama podría hacerle un favor al futuro comandante en jefe cancelando el proyecto de desarrollo del bombardero B-3", concluyen los analistas.