¿Cómo evolucionarán las relaciones internacionales argentinas en la nueva etapa?
Del amor al odio hay solo un paso. Y tan solo una década en el caso de las relaciones entre Argentina y Estados Unidos. A principios de los noventa se forjó una alianza entre los líderes de ambas naciones, George Bush y Carlos Menem, quien subrayaba lo especial de esta amistad incluso haciendo uso del idioma del mandatario norteamericano.
El Gobierno de Menem optó por una política marcada por los estrechos nexos con la Casa Blanca. Siguiendo la pauta de Washington, se privatizaron empresas públicas, incluido el servicio de correos y la petrolera nacional. Sin embargo, el respaldo de un socio con gran potencial financiero no pudo salvar del deterioro a la economía argentina. Un dudoso legado que tuvieron que enfrentar los que después tomaron las riendas del poder.
No fue bonito ni tampoco duró mucho. Con la llegada a la presidencia de Néstor Kirchner el distanciamiento se hizo definitivo. El 'No al ALCA' marcó un punto de inflexión y el inicio de un intenso proceso de integración regional.
"En Mar del Plata, todos los países de la región con excepción de los del Mercosur y Venezuela estaban dispuestos a aprobar las políticas del ALCA. Esto es, realmente, convertir a la región en una colonia de Estados Unidos, no en una colonia política formal, sino en una colonia económica. Y, bueno, la Argentina llevó ahí otra vez un peso decisivo", sostiene el historiador Fernando del Corro.
La creación del bloque ALBA y posteriormente de la Unasur y de la Celac cimentó la consolidación de Argentina con sus socios sudamericanos. En lo que se refiere a los contactos más allá de América Latina, Buenos Aires buscó, ante todo, el fortalecimiento de las relaciones con aquellos países que comparten su visión de la necesidad de un mundo multipolar.
La presidenta Cristina Fernández siguió la línea exterior promovida durante la gestión de su esposo, Néstor Kirchner. Así, la actual jefa de Estado se pronuncia por una mayor asociación con el BRICS. "El acrónimo BRICS es un espacio que nuclea las economías más fuertes, más prósperas del mundo (…) la pertenencia de Argentina como miembro pleno o como miembro asociado o incluso tener buenas relaciones con los cinco países que forman el BRICS no deja de constituir una garantía ", indica el politólogo Agustin Lewit.
El especial carácter de las relaciones entre Argentina y Rusia se puso de relieve una vez más durante la visita de la presidenta del país latinoamericano a Moscú en abril de 2015, cuando se alcanzaron numerosos acuerdos bilaterales y la mandataria ofreció una entrevista exclusiva a RT, la primera después de un largo periodo.
Tanto Buenos Aires como Moscú coinciden en que el potencial de sus lazos es sustancial y el intercambio comercial promete ir a más. Solo en 2014 su volumen ha superado los mil trescientos millones de dólares. Un valor acumulado que podría incrementarse en los próximos años, dependiendo de la línea que elija el siguiente inquilino de la Casa Rosada.