En referencia a la tensión provocada por el derribo del bombardero ruso Su-24 por cazas turcos, Murphy Donovan explica en un artículo en 'American Thinker' que "lamentablemente los intereses de Turquía y el EI los une la perfidia".
Tras el derribo del avión ruso los gobiernos de EE.UU. y Turquía afirmaron con celeridad que Ankara tiene derecho a defender su espacio aéreo. "Sin embargo, ni Washington ni Ankara pudieron contestar de qué", subraya Donovan.
"No es ningún misterio cómo en realidad los ataques aéreos rusos en Siria amenazan a Turquía", comenta el experto al recordar que los ataques rusos apuntan, entre otros objetivos, contra instalaciones de petróleo controladas por terroristas y "parece que con demasiada eficacia".
Para Donovan es probable que el Ministerio de Defensa de EE.UU. sea incapaz de distinguir en tierra a musulmanes moderados y terroristas islámicos, pero identificar a aeronaves para "los profesionales de la Fuerza Aérea" no habría ser muy complicado.
Cuando el presidente estadounidense afirma que los rusos están bombardeando a moderadas fuerzas 'anti-Assad', evita referirse al hecho de que estos mismos 'moderados' también comercian ilegalmente con armas, personas y petróleo para financiar al Estado Islámico. "De hecho, el sur de Turquía es un paraíso para las milicias terroristas sunitas, los depósitos de armas y para el crudo de contrabando", precisa en articulista. Ha quedado claro, constata el articulista, que EE.UU. ha abandonado a su suerte Oriente Medio.