La geopolítica, como herramienta para entender el contexto internacional y tomar las decisiones apropiadas en política exterior, parece estar experimentando un renacimiento, sostiene el politólogo Mijaíl Comin en un nuevo artículo publicado en el portal Slon.
Este analista explica que, después de la Segunda Guerra Mundial, los expertos "tomaron la decisión conjunta de abandonar el uso de los principios de la geopolítica, precisamente porque su aplicación fue una de las razones que hicieron inevitables los dos conflictos mundiales del siglo XX".
El politólogo recuerda dos principios básicos de la geopolítica. En primer lugar, la geopolítica clásica postula que "un Estado, debido a su ubicación específica, está condenado a la confrontación con los países que tienen otras características geográficas", y recuerda que esa competencia "es interminable".
En segundo lugar, sobre la base de este "pensamiento geopolítico", los países no solo tomaban decisiones sobre quiénes serían sus amigos y enemigos, sino que también "cultivaban en las mentes de la gente la idea de la inevitabilidad de la guerra", sostiene el autor del artículo.
En opinión de este experto, "la geopolítica es un ejemplo típico de un 'juego de suma cero', en el que el jugador solo puede aumentar sus recursos si se los quita al oponente, simplemente porque no hay recursos libres". Eso sí, "si la guerra se entiende como una parte integral del desarrollo de cualquier país, esto reduce en gran medida los incentivos para la cooperación política exterior".
El retorno de la geopolítica
El politólogo explica que, después de los horrores de las dos guerras mundiales, los países trataron de protegerse de la repetición potencial de estos principios, por lo cual, "se deshicieron de todo lo que pudiera dar lugar a nuevos conflictos", tanto de la geopolítica teórica —en la comunidad científica— como práctica, en la vida real.
Si la guerra se entiende como una parte integral del desarrollo de cualquier país, esto reduce en gran medida los incentivos para la cooperación política exterior
Sin embargo, en 2014 la conferencia de la International Studies Association (Asociación de Estudios Internacionales, en inglés) —la principal asociación profesional de científicos y expertos internacionales— volvió a prestar mucha atención a este concepto.
Así, un tema entero de las ponencias estuvo dedicado al papel de la geopolítica en la era de la globalización ('Spaces and Places: Geopolitics in an Era of Globalization'), y, lo que es aún más curioso, los expertos en relaciones internacionales celebraron una sección especial dedicada a las posibles razones del renacimiento de este paradigma ('Self-fulfilling Geopolitics? Geopolitical Revival and Security Dynamics in Europe').
¿Cuáles son estas razones?
Mijaíl Comin estima que el "renacimiento" de la geopolítica surge por varios motivos... y ninguno de ellos es muy optimista.
Una razón sería que, con el cambio de generaciones, el miedo a la "gran guerra" está desapareciendo y, fruto de ello, "disminuye el deseo de evitar conflictos y de alcanzar compromisos a cualquier precio".
"La situación se agrava por la baja eficiencia del actual sistema regulador de las relaciones internacionales", asegura el analista, para quien "la unipolaridad de la potencia hegemónica 'benevolente' que propuso EE.UU. no le gustó ni a Europa, ni a Rusia, ni a China" aunque, hasta el momento, tampoco se ha consolidado la creación de un nuevo mundo multipolar a través de la construcción de nuevos grandes bloques.
"Por lo tanto, en ausencia de un nuevo marco institucional que sea claro y esté aceptado por todas las fuerzas, el interés hacia los métodos de regulación antiguos —más simples y contundentes— es una solución lógica", indica Comin, para quien "el factor geográfico y la cultura, incluso en este mundo globalizado, aún tienen impacto en las decisiones de política exterior".
"Espada de doble filo"
Desde su punto de vista, "esta 'demarginación' de la geopolítica es una espada de doble filo": por un lado, el hecho de tener en cuenta ciertas características geográficas podría ayudar a los Estados a entenderse mejor y ampliar las oportunidades para el diálogo; por otro, "la línea entre tener en cuenta la geografía y creer en ella es demasiado inestable".
"Encontrar nuevos puntos de apoyo y una configuración estable de las instituciones del marco normativo internacional es mucho más fácil en un ambiente de cooperación absoluta, evitando la idea misma de la 'inevitabilidad de la guerra'", concluye Mijaíl Comin.