La situación en Oriente Medio está plagada de puntos de fricción entre naciones, cuyas raíces se remontan muy atrás en la historia, explica el periodista e historiador Maksim Artémiev en la revista 'Slon'. Según él, desde hace varios años el mapa político no se corresponde con la realidad, pues no existen ni una Siria ni un Irak unidos, mientras que han aparecido formaciones y cuasi-estados que no están marcados en el mapa, pero que existen en realidad. Por lo tanto, Oriente Medio ya nunca volverá a ser como antes, zanja.
Desgarrada por contradicciones y deseos del colonialismo
El mapa del Oriente Medio en su forma actual (con la excepción de Israel) se originó en los años veinte del siglo pasado, después de la Primera Guerra Mundial. Hace casi cien años sir Mark Sykes, diputado conservador de Yorkshire, firmó un acuerdo secreto con el diplomático francés François Georges-Picot para repartir los territorios de Oriente Próximo entre Reino Unido y Francia en caso de victoria en la guerra contra la coalición formada por los imperios alemán y austrohúngaro durante la Primera Guerra Mundial.
Según estipulaba la letra del acuerdo, el territorio que se corresponde actualmente con Jordania, Irak y las áreas en torno a las ciudades de Haifa y Acre quedaría bajo control de Reino Unido; mientras que Francia controlaría el sudeste de Turquía, el norte de Irak, Siria y Líbano. A continuación veremos qué tristes concecuencias tendría este acuerdo secreto, que aún sigue determinando la situación en la región.
Siria, dividida por voluntad de Francia
Una parte del territorio controlado por París se convirtió en 1926 en Siria, de la que separaron el Líbano, ya que querían mantener allí el predominio de los cristianos. Por esta razón, Damasco sigue considerando el Líbano como un territorio sirio que le fue arrebatado ilegalmente.
Aparte del aislamiento artificial de Líbano, Francia entregó Alejandreta a Turquía, donde la provincia se hizo conocida como Hatay, lo que empeoró a priori las relaciones entre Damasco y Ankara. Los franceses incluyeron a Latakia en el territorio sirio, lo que dio a la joven nación acceso al mar. Sin embargo, como en Latakia vivían sobre todo alauíes y desde la década de los 1960 empezaron a dominar la política de Siria, esto desató la animosidad de los sunitas. Asimismo, en el norte de Siria vivían kurdos y turcomanos, mientras que los sirios cristianos se quedaron sin influencia en el Estado, explica el periodista.
El invento británico de Irak y la tragedia de los kurdos
Irak fue un invento del Reino Unido, ya que a las tierras árabes de Mesopotamia, los británicos añadieron Mosul, gran centro comercial y productor de petróleo. Esto dio lugar a un conflicto en la frontera entre Irak y Turquía, que hasta 1925 se negó a reconocer la pérdida de la ciudad y el terreno circundante. Irak era un país compuesto por dos terceras partes de chiitas y una tercera parte de sunitas. Por otra parte, en el norte del país vivían los kurdos.
Los kurdos resultaron ser el grupo étnico que más perdió después del reparto colonial de Oriente Medio. El pueblo kurdo que, según determinadas estadísticas, cuenta con 45 millones de personas, se quedó sin su propio estado, lo que les llevó a luchar por la autodeterminación.
Injerencias e invasiones que siembran el caos y extienden el terrorismo
Como se ha visto, los Estados árabes de Oriente Medio fueron creados artificialmente por un sistema colonial, al igual que ocurrió en África. Mientras hubo jugadores fuertes interesados en preservar las antiguas fronteras, aquellos Estados existían, escribe Artémiev. Sin embargo, según explica, la situación se deterioró gravemente después de que los estadounidenses invadieran Irak en 2003 y estallara la primavera árabe en 2011. A continuación, el derrumbe de regímenes autoritarios dio paso al caos y a la anarquía.
Asimismo, "el derrocamiento de los 'regímenes dictatoriales' significaba la destrucción de la antigua diversidad étnica y religiosa por la que se hizo conocida la región", opina el periodista.
Según el autor, el peor resultado de estas interferencias se tradujo en el fortalecimiento de los terroristas. El Estado Islámico ocupó vastos territorios de Siria e Irak, incluido Mosul, haciéndose además con el control de los yacimientos de petróleo y los recursos hídricos, sin dejar de cometer atrocidades en ningún momento.
Fin a la existencia de un Irak unido
El Kurdistán iraquí dejó de estar bajo el control del Gobierno en Bagdad, mientras que los combatientes kurdos pershmega arrebataron Kirkuk al Estado Islámico en 2014. El hecho de que Bagdad nunca cederá Kirkuk a los kurdos, que a su vez nunca lo devolverán voluntariamente "separa a los árabes de los kurdos y, de hecho, pone fin a la existencia de un Irak unido", cree Artémiev.
El periodista subraya que cuando el Estado Islámico sea derrotado, probablemente los kurdos controlen Mosul, ya que "solo ellos tienen unidades armadas fuertes en esta zona". Mientras tanto, podría producirse en este caso una invasión a gran escala de los turcos a fin de capturar la ciudad, lo que lo colocaría al borde de una guerra con Irak.
Siria no podrá renacer
"Sea quien sea el que sustituya a Al Assad en Damasco y Alepo, no va a ser capaz de retomar el curso de tolerancia anterior, en el cual convivían en paz cristianos y musulmanes", cree Artémiev. "Dado que el núcleo de la oposición son los fundamentalistas sunitas de distintas franjas, como, por ejemplo, el Frente Al Nusra, es inevitable un régimen rígido sharia en el país", explica.
Tampoco se puede excluir la posibilidad de que el Frente Al Nusra se una al Estado Islámico. Asimismo, los kurdos sirios, opina el periodista, ya no querrán estar bajo control de Damasco. "Por lo tanto, incluso en el caso de la caída del Estado Islámico, Siria no volverá a ser como antes", concluye.