Luego de que un avión civil aterrizara en la pista construida en el arrecife de Fiery Cross, del archipiélago Spratly, el ministro de Relaciones Exteriores chino, Hua Chunying, explicó que la intención fue comprobar si el lugar respeta los estándares de la aviación civil.
El funcionario agregó que todo fue hecho "por completo dentro del área de soberanía de China", detalló Reuters. Sin embargo, EE.UU. y sus vecinos manifestaron su temor por el avance de las operaciones en la zona e, incluso, Vietnam y Filipinas realizaron protestas formales.
"El temor es que China tome el control del mar de la China Meridional, lo que afectará la libertad de la navegación y del espacio aéreo", dijo el vocero de la Cancillería filipina, Charles Jose.
La pista, construida en una zona administrada por Pekín, tiene 3.000 metros de extensión y está pensada para recibir vuelos de largo alcance, como aviones de transporte, bombarderos o de combate.
La soberanía sobre esta zona, que comprende más de 750 atolones, islas y arrecifes de coral, es disputada por China, Brunéi, Malasia, Taiwán, Filipinas y Vietnam debido a su riqueza económica para la pesca y por las posibles reservas de petróleo y gas.